Es difícil no emocionarse cuando se coge a "Luna" en brazos. Cuando mueve las patas de alegría y lame los brazos que la sujetan. Fue esa gana de vivir, de encontrar manos amigas, lo que salvó a "Luna" de una muerte que se daba por segura: alguien intentó asfixiar con un plástico a esta cachorra, de mes y medio de edad, y luego la arrojó a un contenedor. La encontraron dos chicas de Mieres, que escucharon sus lamentos cuando fueron a tirar la basura. Estaba prisionera dentro de dos bolsas. Arturo Suárez, voluntario y activista incansable en defensa de los animales, la ha acogido en su casa. Busca una familia que le de una nueva vida.

"Luna" aún no estaba criada cuando la separaron de su madre y la tiraron a un contenedor, junto al polideportivo de Oñón. "Yo había salido a pasear y vi que una chica estaba intentando encontrar algo entre la basura", explica Noelia González, una de las vecinas que salvó a "Luna". Le preguntó si todo iba bien y la chica replicó que había escuchado "como un gemido" dentro del contenedor. Sacaron la bolsa de la que procedían los ruidos. Allí estaban los ojos abiertos de "Luna": "Parecía agotada, pero estaba bien", explica Noelia González.

El teléfono de Arturo Suárez sonó a las nueve y media de la noche. No se sorprendió, está acostumbrado a que le llamen siempre que aparece un animal abandonado en Mieres. Pero la crudeza con la que arrojaron a "Luna" a la basura, afirma, le ha dejado "tocado": "No es la primera vez que veo esto, trabajo en el sector de recogida de residuos y se da más veces de las que pensamos", lamenta. Décadas de activismo dan empaque a lo que opina: "Habría que endurecer las penas por el abandono, además de concienciar a los niños de que un perro no es un juguete. También incrementar el control sobre el 'chip' en los animales, especialmente en la zona rural". Si algún día encuentra a alguien abandonando a su mascota: "Más le vale correr, soy capaz de todo".

Y lo dice mirando a la pequeña "Luna": ojos grandes, espíritu tranquilo y patas un poco perezosas. La perrita durmió ayer con el hijo del voluntario mierense, también Arturo Suárez de nombre, para calmarla: "Estaba nerviosa, como angustiada. Hoy (por ayer) parece otra", señalaron. Se portó muy bien en la clínica veterinaria, donde la examinó Adrián Lavín. Tan bien, que durmió sobre la báscula cuando la pesaron.

"Luna" está "en perfectas condiciones". Fue una suerte que la encontraran tan pronto, ya que aún no presentaba signos de deshidratación. "Nos llegan pocos casos así", reconoció el veterinario. Arturo Suárez asegura que la media de perros abandonados y perdidos en Mieres es de dos al día. Una magnitud que difícilmente puede manejar un albergue. Alma Animal, la entidad que gestiona temporalmente la perrera de Mieres, asegura que promover las casas de acogida y las adopciones es "una prioridad". "Luna" seguirá en casa de Arturo Suárez hasta que encuentre una familia. Está lista para su nueva vida.