Había expectación a las puertas de la Casa de Cultura de Mieres ante la llegada de Jorge Verstrynge, con ocasión de la presentación de su última publicación, "Populismo, el veto de los pueblos", un acto organizado por el Ayuntamiento de Mieres que contó con la colaboración del Club LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas. El autor llega con gesto inquieto, acaso incómodo, quizá sorprendido por el intenso calor, difícilmente soportable ataviado de camisa, jersey y chaqueta. Y mientras posa para el fotógrafo de LA NUEVA ESPAÑA pregunta repetidamente por el paradero de una cerveza extraviada. La presentación del acto estuvo a cargo del filósofo Borja Menéndez, que calificó al autor como "un personaje políticamente incorrecto en estos tiempos poco democráticos y escasamente participativos, en los que el populismo se presenta como el antídoto contra la actual situación y enfrentado a las oligarquías dominantes".

Verstrynge busca con la mirada algún signo de reproche en la audiencia al ser recordado su paso por la secretaría general de Alianza Popular y arranca su exposición manifestando que "en la España de hoy existe más desigualdad que en la época franquista" y que "la mundialización iniciada tras la caída de la Unión Soviética no es sino un sálvese quien pueda marcado por el principio de la competitividad, que llevó a tal reducción de salarios que acabó traduciéndose en el bloqueo de la demanda y, en consecuencia, la crisis económica. Porque el capitalismo necesita del consumo y el beneficio para sobrevivir. Fue entonces cuando se incentivó que la gente se endeudara, con las conocidas consecuencias que hoy padecemos, ruina, desahucios?".

"Las élites entienden que el pueblo es imbécil e incapaz de gobernarse, de ahí que proliferen los procedimientos representativos. Pero es una fórmula que deja de funcionar cuando el sistema degenera y el representante se aleja del pueblo representado", explica el politólogo, que ve en los populismos "una idea de retorno a la independencia y fortaleza de los estados, a las fronteras, a la recuperación de la identidad nacional, a la reivindicación del gobierno del pueblo, que es un estorbo para las clases dominantes" y matiza que "no todo el capitalismo es negativo, pero hay que disponer de mecanismos que lo controlen". Reconoce Verstrynge que escribió este libro "del que no cobro ni un duro, porque podrían quitarme la pensión" para que Pablo Iglesias y Podemos dispusieran de otra visión, que huye del tratamiento negativo que habitualmente se da al término populismo y advierte de los efectos negativos de la inmigración incontrolada, poniendo en primer plano el ejemplo francés. "Hay enclaves de Francia en los que no entra la policía, las llamadas zonas sin derecho, que más bien son las zonas de derecho islámico" y alerta "de la caída del socialismo francés, la desaparición del comunismo y la irrupción de un tipo de populismo contaminado por el problema de la inmigración". También hizo un llamamiento a activar las economías africanas, para lo que es imprescindible una revolución en sus gobiernos: "De nada sirve un Plan Marshall para África si la ayuda se queda en las manos de sus dirigentes". "No soy partidario de salir de la Unión Europea", recalca, si bien se mostró partidario de la coexistencia del euro y de las monedas nacionales. Verstrynge entiende beneficioso el referéndum revocatorio, "una herramienta que permite sustituir al representante político cuando éste se aparta del pacto alcanzado al ser elegido". Por cierto, sin noticias de la cerveza extraviada.