Una fotografía del congreso nacional de esperanto celebrado en Mieres, en 1970, fue la acertada introducción de la charla titulada "Esperanto y mundo obrero. Cien años de un sueño de unidad de trabajadores", organizada por la asociación Amigos de Mieres con la colaboración del Club LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas.

El escritor José Ángel Gayol, que actuó como presentador del acto, comenzó manifestando que "el esperanto es una lengua planificada, con la idea de ser sencilla pero con plenos recursos expresivos, comunicativos y gran capacidad de desarrollo. Una lengua que actualmente hablan dos millones de personas en el mundo". "Sin ir más lejos, en Europa se gastan cientos de millones de euros en traducciones. El esperanto se puede hablar con fluidez en unos dos años y sería la solución a buena parte de los problemas de comunicación", concluyó Gayol. El presidente de la Asociación Asturiana de Esperanto, Carlos Enrique Carleos, explicó que "es una lengua creada hace 130 años por el doctor Zamenhof, un médico polaco de origen judío que buscaba con ella superar los conflictos causados por la falta de entendimiento". "La gran virtud de este idioma es su sencillez y practicidad, sin excepciones gramaticales ni verbos irregulares y con un vocabulario con raíces del latín, inglés, alemán?, de modo que es familiar para los que se inician en él", continuó Carleos, que finalizó diciendo que "el esperanto es una excelente herramienta común entre personas con idiomas distintos y, además, podría ser muy eficaz contra el imperialismo lingüístico impuesto por el inglés". A continuación, tomó la palabra el secretario de la asociación, Faustino Castaño, que desarrolló la idea de la relación entre esperanto y movimiento obrero, unidos, a su entender, "por ideales similares, como la universalidad, la lucha de clases y el enfrentamiento contra el imperialismo cultural". "Hoy en día un angloparlante puede recorrer el mundo sin tener que molestarse en aprender otros idiomas. Sin embargo, al resto se nos impone la obligación del inglés. En este sentido, el esperanto es sinónimo de neutralidad y facilidad". Sorprende, sin embargo, que los esperantistas fueran perseguidos por Stalin y en buena parte del bloque soviético. "En el mundo el problema lingüístico no es el más grave, aunque es algo que debería ser afrontado. Pero el esperanto choca con la oposición de las clases dominantes que temen que una herramienta de entendimiento pueda favorecer un cambio de mentalidad. El esperanto no busca sustituir los idiomas existentes sino facilitar la comunicación y en el camino de la lucha de clases puede ser un instrumento auxiliar", dijo. Castaño recordó que "desde su nacimiento y hasta el final de la Segunda Guerra Mundial el esperanto gozó de cierto prestigio, incluso entre la burguesía. Sin embargo, ese flujo favorable acabó cuando el dominio anglosajón se impuso".

Por último, José Ángel Gayol hizo ver la actual paradoja lingüística de Europa. "Con la salida del Reino Unido, en la Unión Europea se habla una lengua que no es originaria de ninguno de los países miembros".