El desarrollo del sistema de mejora de los contenedores de reciclaje requirió de meses de trabajo. Empezó con un prototipo de 36 centímetros de alto, 18,5 de ancho y 26,5 de largo. En esa pequeña caja pusieron a prueba el sistema, que tiene cuatro sensores. Tres están interconectados: son los de presencia, movimiento y distancia. El primero reacciona cuando la basura entra en el contenedor, activa los otros dos para medir el peso y calcular la distancia libre dentro del depósito. Cuando se llena, a través de wifi, "avisa" a Cogersa para desocuparlo. Además, la información del uso de los contenedores se publica en una página web con acceso abierto para los vecinos. El cuarto sensor alertará a los bomberos si detecta una quema en el contenedor.

La información sobre el reciclaje puede promover la reutilización de residuos entre los vecinos, a través de promociones o códigos descuento (a los que tendrían acceso tras depositar la basura). El cuarto sensor también es muy útil: alerta del fuego y busca terminar con el vandalismo. Estará conectado con el parque de bomberos. Esa conexión, también la de Cogersa, se realiza a través del wifi. El prototipo empezó a funcionar con un Bluetooth, que sólo permitía comunicaciones en un radio máximo de cien metros.