Los vecinos de Figaredo tenían ayer intención de encerrarse en la sucursal de Liberbank como protesta por el inminente cierre de su oficina. Pasada la una y media de la tarde comenzaron a llegar, hasta ser casi un centenar de personas. El problema es que se encontraron las instalaciones cerradas. En la puerta se podía leer un pequeño cartel que ponía que por "problemas técnicos" se había suspendido la actividad: "Es una cobardía. Cuarenta años como clientes para que ahora nos traten así". Varias vecinas se mostraban indignadas, mientras intentaban ver el interior de la sucursal a través de las cristaleras. Por momento parecían estar dispuestas a comenzar a aporrear la puerta. Alberta Velasco era de las más exaltadas: "Es una traición. Deberíamos sacar todos nuestro dinero".

El presidente de la asociación de vecinos de Figaredo, Enrique Benito, necesitó de un megáfono para dirigirse al público. El cierre de la sucursal estaba inicialmente previsto para este lunes. Todos los presentes interpretaron ayer que el imprevisto adelanto responde a una estrategia para evitar que ayer se produjera una confrontación con los vecinos. Benito apuntó que, pese a todo, seguirán convocando concentraciones de protesta durante las próximas semanas. "Valoraremos incluso realizar una marcha a pie hasta Mieres".

Los vecinos hicieron ayer un amago de cortar la carretera general de Figaredo. Finalmente optaron por desplegar una gran pancarta frente a la sucursal. Hubo alguna pequeña retención de tráfico, pero no se llegó a impedir la circulación. No hubo incidentes. La propuesta se prolongó durante aproximadamente una hora.