"Lo mismo da que pagues ahora que antes de marchar". Con este estribillo iniciaba su intervención en los establecimientos asiduos José Luis Naves Fernández, el hoy recordado miembro del que fue inolvidable Ochote "La Unión" de Mieres, sin duda alguna el grupo coral irrepetible que inició su andadura en 1975, de la mano de Baldomero Pérez y más tarde de Juan Rionda, para recorrer un denso camino de participación y de entrega en su pueblo, en Asturias y en muchos otros lugares. Y, sin embargo, a la hora de abonar la consumición de amigos, era el primero en meter la mano en el bolsillo y cargar con la cuenta.

Naves, como todo el mundo lo conocía, titular, durante una larga etapa, de la Imprenta La Unión, junto con su amigo también en el Ochote Calixto Casasola, nos dejó el pasado sábado, a los 81 años. Hoy, a la una de la tarde, en el templo de los Padres Pasionistas, se celebrará el funeral y acto seguido será incinerado en el tanatorio de Mieres.

Con su desaparición el eco de aquel Ochote brillante y dispuesto sin distinción de razas, credos, ideologías ni niveles de clases sociales, va dejando tras de si una estela cada vez más difusa, puesto que, con anterioridad se habían ido Jesús Seijas, el propio Calixto Casasola, Jovino y Manolo Perdiguer. Hoy es día de luto para el marco coral de Mieres, reconocido universalmente, puesto que José Luis, al igual que su querida esposa, Mariluz Llaneza, fueron miembros activos del Orfeón de Mieres y su hijo José Luis lo es en la actualidad.

La tertulia

Uno siente que el corazón se encoge al recordar tantos momentos de inigualable tertulia en muchos marcos clásicos de Mieres, pero sobre todo la ruta del valle de Cuna y Cenera. Donde hace algunos años, durante la mañana de los domingos, "circulaba" la tertulia de los vinos, con Luis Rodríguez Moro, Manolo Perdiguer, Vicente Fernández (el carpintero de Santullano), el propio Luis y yo mismo. Confraternizábamos con las gentes del valle, en torno a los asuntos cotidianos, sobre todo el fútbol.

Ahora, por desgracia, quedaremos solamente dos. Un día también nos iremos tras vuestra huella hacia la eternidad, con la esperanza de que nos reciba tu voz de formidable bajo con aquello de "adónde vas a dar agua, mozo, a los bueyes", mientras que Chuchu, Calixto, Jovino y Perdiguer te harán el corín de "que desde mio casa siento los cascabeles". Un abrazo muy fuerte, hermano.