En las oficinas de potente discográfica "Columbia Records" se comentó durante mucho tiempo que de todos los artistas que habían pasado por sus salas de grabación sólo tres de ellos lograron cumplir siempre con sus compromisos sin tomas falsas. Nunca fallaban. Sus nombres eran Alfredo Kraus, Concha Piquer y Juanín de Mieres. El recordado "Almirante" de la canción asturiana logró situar la tonada a la altura de la ópera y la copla. Fallecido en 2003, a la edad de 97 años, su legendaria voz sigue generando la misma fascinación que cuando se escuchaba en directo en concursos y sidrerías. Y es que Juan Menéndez Muñiz no sólo cantó como pocos, además fue una persona cercana y asequible. Fue todo un personaje más allá de su enorme popularidad y prestigio.

El entrañable encuentro en torno a su figura que cada año, coincidiendo con las fiestas de San Xuan, organiza el Ayuntamiento de Mieres siempre cuenta con la participación de varios de los grandes intérpretes del momento. La respuesta del público está a la altura del evento. Es como si el "Almirante" pasase revista y todos sintieran la necesidad de ponerse firmes. Entre el público no suele faltar la presencia de la familia. Una de las hijas del legendario cantante, Julia Menéndez, reconoce que las muestras de cariño les desbordan cada año: "Es increíble cómo la gente aún se acuerda de mi padre. Nadie lo olvida".

De todas formas, Juanín de Mieres ya sintió el cariño de los mierenses en vida: "Siempre decía que no merecía tanto, que el único mérito que él tenía era su buena voz". El "Almirante" fue un maestro con muchos discípulos. Ganó infinidad de concursos, grabó numerosos discos y dignificó el género hasta ponerlo a la altura de los clásicos. Cantó para el rey Alfonso XIII en varias ocasiones y puso banda sonora original a películas de comienzos del siglo XX. Todo ello sin dejar de cantar en los "chigres". "Poco antes de que muriera, un conocido hostelero de Oviedo nos aseguró que gracias a mi padre se había hecho millonario", destaca Julia Menéndez. Donde iba Juanín de Mieres el lleno estaba asegurado.

Del "Almirante" han quedado innumerables registros no sólo sonoros, sino también visuales. Es difícil encontrar una imagen suya en la que no esté impecablemente vestido: "Siempre iba de traje y fue de los primeros solistas en actuar con pajarita", recuerda el cantante mierense José Manuel García. Posiblemente fuera la influencia de haber formado parte del Orfeón de Mieres. Juanín tenía grandes cualidades, pero su éxito no se edificó únicamente sobre sus innatas condiciones vocales: "Se cuidaba mucho. Cuando tenía un evento o un concurso estaba tres días antes preparándose", reconoce su hija. Sabía que un simple constipado lo podía poner en una aprieto: "Si estaba en una sidrería cantando y se ponía a orbayar no dudaba en pedirle a un camarero que se acercara a su casa a por su gabardina", cuentan los que fueron sus amigos.

Juanín vivió los últimos años de su vida en Gijón. "Mi hermana y yo nos tuvimos que marchar cuando cerró Fábrica de Mieres y él quiso acompañarnos, pero siempre echó a faltar Mieres", explica su hija Julia. Era una persona a la que le gustaba sentir el afecto y el cariño de la gente. Era modesto, pero sin dejar de ser consciente de la dimensión de su figura. "En una ocasión contó que cuando hizo el servicio militar en Oviedo actuó en el Campoamor y el público lo aplaudió a él mucho más que a Los cuatro ases", señala José Manuel Rodríguez. "Tras un silencio prosiguió y dijo que era porque actuó con el traje de campaña y entre el público había muchos militares". Juanín era socarrón y divertido. Pero cuando tenía que cantar se ponía serio. Vivió casi un siglo y cuando en 2003 falleció en Gijón, se le rindieron honores. A Juanín se le despidió ya con la consideración de mito. Era el "Almirante".