La rampa ferroviaria de Pajares atesora casi un centenar de bienes, tanto muebles como inmuebles, que confirman la necesidad de proteger esta joya del desarrollo industrial en Asturias. Un trabajo que ha desempeñado la Plataforma para la Preservación del Puerto Ferroviario de Pajares, iniciativa del ingeniero Francisco Valle, y del historiador Guillermo Bas con el único fin de que la Unesco considere este paso como Patrimonio de la Humanidad. Bas ha realizado un primer borrador del catálogo de elementos pertenecientes al ferrocarril, una tarea que hasta ahora nunca se había realizado y que supone un primer paso para la consecución de su objetivo.

"El documento delimita el objeto de protección", explica el historiador. A su juicio se establecería desde la bifurcación de la variante de Pajares, en las inmediaciones de la estación de La Robla (León) hasta el punto kilométrico 115,500 de la línea León-Gijón, a la salida de la estación de Ujo (Mieres). "Entre ambos puntos incluimos la explanación de la vía, con las explanaciones correspondientes a las parrillas de vías, estaciones y demás edificaciones adscritas a la explotación ferroviaria, así como sus obras de fábrica accesorias, como puentes, túneles, trincheras, terraplenes, muros de contención y sostenimiento, pasos inferiores y superiores, tajeas, alcantarillas o cunetas de desagüe", destaca.

En el primer trabajo se han incluido 67 piezas, cada una con su correspondiente ficha donde figuran datos esenciales como fecha, autoría, descripción o nivel de protección actual, así como una valoración de su estado de conservación. Veinticinco de ellas son edificios y estructuras situadas en la vertiente asturiana, y el resto en el tramo leonés. Entre estas piezas, apunta Bas, se encuentra, el depósito-taller de Ujo, las estaciones de La Cobertoria, Pajares y Campomanes, el complejo ferroviario de La Robla y locomotoras de vapor tan significativas como la "Varela de Montes".

El estudio se completa con otros 19 bienes muebles que se encuentran dispersos por toda la geografía española, aunque la mayor parte de ellos se encuentran en el Museo del Ferrocarril de Asturias, en Gijón. Aquí se enmarcan 17 piezas de material móvil, como locomotoras de vapor y eléctricas, coches de viajeros y material auxiliar de vía; y otros dos elementos singulares, una señal y una maqueta. En estos casos se ha establecido un límite cronológico desde 1868, cuando se abrió el primer tramo entre León y La Robla; y 1955, cuando se culminó la electrificación entre León y Gijón. A pesar de ello, también se han incluido algunas locomotoras eléctricas más recientes, "pero su representación justifica la inclusión en el documento".

Este trabajo ha permitido, como resaltó el historiador, evaluar el nivel de protección y estado de conservación de las piezas. Aquí "destaca la ausencia de protección en muchas de ellas, ninguna de las situadas en León goza de grado de protección alguno; y de las asturianas hay varias incluidas en el inventario de Patrimonio Histórico Industrial, y otras contempladas en los planes de ordenación urbana de Lena y Mieres". En cuanto a la conservación, "hemos constatado el peligro que amenaza a algunas de estas piezas, como la estación de Pajares, en deterioro creciente; o la de La Pola de Gordón, en ruina casi inminente". Bas asegura que "también hay piezas que corren un riesgo real de desaparición, por eso desde la plataforma urgimos la adopción de medidas de protección".

El estudio se completará con una segunda fase donde se incluirán nuevas piezas de ingeniería como túneles o puentes.