El pozo de los mineros ya está más cerca de convertirse en museo. El Museo de la Minería de El Entrego (Mumi) ultima los contenidos para poner en marcha en la antigua mina San Vicente (gestionada por el sindicato minero SOMA durante una década, en una experiencia pionera en España) el Museo del Movimiento Obrero. La previsión es que esté en marcha el próximo año. "No se puede hablar de un nuevo museo, aunque desde un principio se haya dado esa denominación. Es más bien una sala deslocalizada del propio Mumi que tiene una gran significación histórica", argumentó Santiago González Romero, gerente del Museo de la Minería.

Las antiguas edificaciones del pozo San Vicente fueron reconstruidas casi por completo, salvo el castillete, por una escuela taller de la Fundación Comarcas Mineras (Fucomi), en el año 2002. La torre de extracción se rehabilitó en una fase posterior. El principal obstáculo para su adecuación como espacio museístico siempre fueron los complejos accesos. Por esta razón, se decidió acometer la construcción de un túnel de 280 metros de longitud -concluido en 2009, con un coste de 1,2 millones procedente del Plan complementario de las comarcas mineras- que conecta el pozo San Vicente con el edificio principal del Museo de la Minería y que es recorrido por un tren turístico, que llega hasta la caña del pozo San Vicente. En ese punto un ascensor conduce a los turistas a la superficie. El convoy estará compuesto por una máquina Bartz de batería y por cuatro vagones que trasladarán, como máximo, a un total de 48 personas en cada viaje.

La zona exterior del futuro espacio museístico tendrá elementos de arqueología industrial. Actualmente ya hay una máquina de un tren minero expuesta junto al castillete. También hay un mirador que domina el río Nalón y el valle. "Este espacio es un centro de interpretación del paisaje minero, con el pozo María Luisa en primer lugar, e incluso de lo que ha sido la posindustrialización, con ejemplos de nuevas actividades como la aluminera de Ciaño, o infraestructuras como el Corredor del Nalón, indica González Romero.

El pozo San Vicente fue elegido para convertirse en museo por su proximidad al Mumi y por su significación histórica. El SOMA administró con éxito el yacimiento durante diez años, de 1926 a 1936, en la primera experiencia de autogestión obrera de un pozo en España. Los elementos del centro cultural girarán sobre tres ejes: el impacto de la Revolución Industrial sobre el trabajador, la figura del minero asturiano y la evolución de las organizaciones sindicales. Los contenidos expositivos se estructurarán a través de paneles murales, apoyados con montajes audiovisuales. También se harán reproducciones a escala de ateneos, casas obreras u orfanatos.

Casa de aseos

Dos de esas reproducciones a escala ya están en la primitiva casa de aseos, el edificio que concentrará casi todos los contenidos. Una de las maquetas corresponde al poblado minero de Bustiello y otra a un ejemplo de residencia minera en Ujo. "Se va a hacer más modelizaciones y proyecciones. Queremos que una parte del edificio se centre en la historia del sindicalismo minero y la otra en lo que es la arquitectura industrial y el hábitat obrero", expone el gerente del Mumi. La antigua casa de máquinas ya ha sido remodelada como salón de actos, en el que habrá proyecciones de documentales sobre la vida minera. También funcionará como aula didáctica para la organización de cursos y seminarios. Otra de las primitivas edificaciones del pozo ha sido reformada para alojar una oficina turística y los aseos.

La pretensión del Museo de la Minería de El Entrego es buscar nuevos patronos para ampliar ingresos y poder potenciar su oferta expositiva en estas instalaciones. Disponer de esos fondos adicionales es clave para que el Mumi pueda poner en marcha el Museo del Movimiento Obrero. La apertura, que los gestores del centro cultural de El Entrego planean afrontar el próximo año, está pendiente de completar los contenidos expositivos y, sobre todo, de disponer de los recursos suficientes para ampliar la plantilla actual del equipamiento. Ahora las instalaciones museísticas de El Entrego cuenta con ocho trabajadores y serían necesarios al menos cuatro más para que el Museo del Movimiento Obrero pueda echar a andar.