Las convocatorias anteriores de las ayudas para proyectos generadores de empleo se han mostrado muy restrictivas, dejando fuera a sectores que tradicionalmente sí podían acceder a ellas como la hostelería y el comercio, por citar a los más perjudicados. Esto también ha contribuido a que se reduzcan los proyectos que cada año se presentan. Estas ayudas, al menos hasta ahora, se ajustaban a las bases publicadas e 2014. El principal objetivo de las ayudas, como rezan las bases, es "promover la localización de proyectos de inversión empresarial en las comarcas de la minería del carbón y su entorno, con el fin último de generar actividades económicas alternativas a actividad minera, con la consiguiente creación de nuevos puestos de trabajo en dichas comarcas, para incentivar su desarrollo".
Hasta ahí todo bien, pero el problema viene con las restricciones. En el caso de los grandes proyectos, se excluía a los sectores del acero y las fibras sintéticas, así como la pesca, la acuicultura, la agricultura y el sector del transporte. La única excepción se dirigía a la transformación y comercialización de productos agrícolas en productos no agrícolas. Otros sectores excluidos de subvención en las anteriores convocatorias fueron el energético y el aeroportuario. Las bases originales dejaban muy claro que los proyectos comprendidos en el sector servicios también se quedaban fuera. Esto incluye bares, restaurantes, concesionarios de coches, comercios minoristas, lavanderías, peluquerías, tintorerías, despachos profesionales y consultoría, empresas de promoción de vivienda o suelo, inmobiliarias, empresas de construcción, agencias de colocación o trabajo temporal y empresas de apuestas. Las restricciones son menores en el caso de la convocatoria para los pequeños proyectos. Si bien, también están exentos según las bases, los sectores de la pesca y la acuicultura, la producción primaria de productos agrícolas, y la transformación y comercialización de productos agrícolas.
