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La playa fluvial lavianesa llegó a reunir a miles de bañistas en la década de los años sesenta

Las autoridades franquistas planearon un gran complejo turístico y deportivo para la zona que finalmente fue desechado

La playa fluvial lavianesa llegó a reunir a miles de bañistas en la década de los años sesenta

Fernando Díaz Concheso examina las viejas fotografías colgadas en las paredes del restaurante del puente de La Chalana con una mezcla de orgullo y nostalgia en la mirada. En las imágenes en blanco y negro puede verse una multitud de despreocupados bañistas agolpados en las aguas y en las orillas del río Nalón. Retratan la época dorada de la playa fluvial lavianesa, en las décadas de los años sesenta y setenta, cuando miles de personas acudían hasta La Chalana para disfrutar de sus jornadas de descanso estival. Una iniciativa vecinal, respaldada por más de 2.000 firmas, persigue ahora recuperar ese tramo del río con el objeto de rescatar, aunque sea en parte, lo que un día fue la gran playa del valle del Nalón.

"En la década de los cincuenta la zona ya empezó a masificarse en los días de calor. En una jornada de 1963 se llegaron a cifrar en unos 15.000 los visitantes que atestaban el lugar", relata el historiador lavianés Luis Benito García, que añade: "Por aquella época no había autopistas ni había tantos coches y los viajes a las zonas de costa de la región eran mucho más complicados. La Chalana era la verdadera playa de la cuenca del Nalón y congregaba a muchísima gente de dentro y fuera de la comarca".

Fernando Díaz fue testigo directo del apogeo de la playa fluvial. Su familia es propietaria del restaurante ubicado en el prau de La Chalana y siempre ha estado ligada al negocio hostelero, bien alquilando el local o bien regentándolo de forma directa. "Aquí llegaba a reunirse un gentío impresionante. Había unos vestuarios en unas casetas y una consigna para que la gente pudiera dejar la ropa; mi padre alquilaba bañadores porque, en aquella época, no todo el mundo tenía trajes de baño. Eran de un tejido que secaba muy rápido después de lavarlos. También me acuerdo de un trampolín de madera que había en el río".

Todos los medios de locomoción eran buenos para llegar hasta La Chalana. "La gente venía como podía. El tren que llegaba a las tres a la Pola era una locura y también en "Carbonero", en bicicleta y en moto. En los praos cercanos había aparcadas muchas vespas y lambrettas y bastantes seiscientos". Díaz explica que, cada verano, "mi padre y otros vecinos pagaban una pala para ganar profundidad en el pozo del río, aunque después se encargaba directamente el propio Ayuntamiento. En la zona de baños había un muro de piedras para embalsar el agua. Después empezó el declive, cuando empezaron a soltar menos agua por el tema del pantano".

El auge de La Chalana llevó a las autoridades franquistas a planear, a mediados de la década de los años sesenta, la puesta en marcha de un ambicioso centro turístico con la construcción de piscinas (una cubierta, que finalmente se hizo en Pénjamo), campos de deporte y zonas de recreo.

"El proyecto original era una especie de Port Aventura franquista", argumenta Luis Benito García: "Se planificó un residencia para 400 plazas, cafetería, bar y restaurante; vestuarios múltiples; y zonas ajardinadas. Las instalaciones deportivas se concretarían en una piscina olímpica, otra infantil, dos pistas polideportivas, un campo de fútbol con pistas de atletismo, un frontón doble, tres boleras y un camping, así como el acondicionamiento del río. También habría un campo de hockey, tiro al arco, baloncesto, voleibol, tiro al plato y pabellón para cazadores. Finalmente el proyecto quedó únicamente en un pequeño parque infantil".

La playa fluvial de La Chalana fue perdiendo empuje ya que "no había suficiente caudal" y habían pueblos que, antes de acometer los saneamientos de la zona, vertían directamente al río. "La mala calidad de agua provocó que la zona no fuera apta para el baño y dejara de usarse como playa fluvial a finales de los ochenta", indica García. "Si vuelve a recuperarse como playa fluvial creo que ayudaría a atraer gente a Laviana", apostilla Fernando Díaz.

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