Imposible olvidar el golazo que le metió la educación al fútbol en Aller. Y eso que ocurrió hace cincuenta años, cuando el instituto del concejo se construyó sobre los terrenos que ocupaba el campo del Santiago de Aller. Dice Jaime Gutiérrez, primer director, que no volvió a ver tantas ganas de un centro educativo en ningún otro punto de la región: las clases empezaron con la obra sin terminar, sin puertas, sin ventanas ni cristales y con los trabajadores subidos en los andamios. La comunidad educativa del IES Valle de Aller recibió ayer a directores, docentes y antiguos alumnos (con especial presencia de la primera promoción) para conmemorar el cincuenta aniversario del centro. El acto estuvo encabezado por la directora, Margarita Gandullo y el Consejero de Educación, Genaro Alonso (que también fue inspector en el centro). La esencia del instituto y las ganas siguen intactas, pero el escenario ha cambiado: ahora el edificio es moderno, no le falta detalle y tiene las ventanas en su sitio.

Cuentan que uno de los operarios que estaba rematando la fachada, cansado de la misma pregunta que ningún alumno sabía responder, exhortó la respuesta desde lo alto del andamio. "No es una leyenda urbana, yo me acuerdo", rió ayer Jorge Ochoa. Fue alumno en la primera promoción: "Estaba todo a medio hacer, pero todos queríamos empezar a clase, no podíamos esperar más. Las únicas opciones que conocíamos, hasta el momento, eran la academia que tenías que pagar o estudiar con los curas. Este instituto fue una novedad guapa".

Esa novedad tan guapa se hizo realidad en 1967. Las obras empezaron, no sin debate, en 1965. "Hubo polémica por el traslado del campo de fútbol", aseguró Guillermo Fernández de Lorenzo, cronista oficial del concejo. Detrás del primer instituto, que se mantuvo hasta el año 2000, quedaron las gradas en las que se sentaban los chavales al recreo. No era la única peculiaridad del inmueble: los planos de construcción se confundieron con los de un instituto de Granada. Dentro de las aulas hacía frío y el edificio aguantaba mal la humedad. "Suponemos que en Granada habría unos chavales cociéndose en clase", bromearon los asistentes. Lo contrario pasó en Moreda: hubo que suspender las clases antes de Navidad por la nieve.

El acto institucional estuvo animado por los gaiteros de "El Gumial" y los bailes de "El Mosgoxu". La directora tuvo palabras para sus antecesores: "Gracias al esfuerzo de todos, apostamos cada vez más alto por la enseñanza en el concejo". Palabras que subrayó el Consejero, a la vez que ensalzó la oferta del IES y de su Escuela de Hostelería: "La única en la región que ofrece la FP Dual y programas Erasmus a sus alumnos". Intervención especial fue la del alcalde de Aller, David Moreno, en calidad de máximo dirigente local, exalumno del instituto y alumno ahora de la Escuela de Hostelería. "Estoy muy satisfecho de ver como se ha mantenido el nivel de formación", afirmó en el salón de actos.

No quedaba ni una butaca libre. La primera fila estaba ocupada por antiguos alumnos, como Jorge Ochoa: "Me dio mucha pena cuando terminé, me empeñé en estudiar e hice hasta COU", recordó poco antes de empezar el acto. El año de inauguración del instituto fue especial para su familia, porque también se puso en marcha el restaurante "Teika". Empezó a trabajar entonces, y sigue al pie de los fogones: "Cuando salí del instituto me matriculé en Empresariales, pero lo dejé el primer año porque no entendía nada", rió. Junto a sus compañeros recordó a los profesores más entrañables: las mañanas con "Fermín el de física", la alegría de "Maite la de latín" y algún desaire cariñoso de "Benito el de francés". Para ellos se guardaron quién era "la gamba": una profesora "con un cuerpo de top model".