La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Iberdrola, dueña de la térmica de Lada, apuesta por cerrar centrales de carbón

La eléctrica vasca, como Gas Natural y Acciona, forma parte de uno de los lobbies europeos que apoyan acelerar la descarbonización total

La central térmica de Iberdrola en Lada. FERNANDO GEIJO

La aprobación en el seno del Congreso de los Diputados de una propuesta que, a efectos prácticos, adelantaría el cierre de las centrales térmicas alimentadas con carbón a 2020 , ha suscitado estos días un intenso debate, tanto político como sindical, pero no había trascendido cómo lo veían las compañías eléctricas que son propietarias de estas plantas. Aquí las posturas están contrapuestas en función de los intereses que tienen no sólo en el carbón, sino en otros combustibles como el gas o las energías renovables. Iberdola, que cuenta con una central en Lada (Langreo), forma parte de uno de los lobbies que apoyan ir acelerando la descarbonización total que Europa se ha marcado para 2050. Junto a esta firma también están Gas Natural Fenosa y Acciona. En el lado opuesto está Enel, empresa matriz de Endesa, y E.ON (Viesgo en España).

A la compañía vasca sólo le quedan dos térmicas de carbón: la de Lada, y la de Velilla, en Palencia. Pese a este apoyo al cierre de las centrales de carbón, que beneficiaría a sus otros negocios en ciclos combinados de gas y renovables -unas inversiones ya hechas e infrautilizadas en muchos casos-, Iberdrola ha realizado en los últimos años una serie de inversiones en Lada valoradas en 15 millones de euros que permitían alargar la vida de la planta más allá de 2020. Estos últimos trabajos, realizados en el grupo IV (el único en servicio), se centraron en la instalación de equipos de desnitrificación de los gases de combustión, un sistema que permite que la central se adapte a las nuevas exigencias ambientales de Europa. De este modo, las emisiones de óxidos de nitrógeno de la central de Lada se mantienen por debajo de los 200 miligramos por normal metro cúbico que marca la nueva normativa europea. Pero no ha sido la única inversión de la compañía vasca en Langreo. Uno de los mayores desembolsos fue la planta desulfuradora, que costó 60 millones de euros y permitió eliminar, casi por completo, las emisiones de dióxido de azufre de la térmica. También se han gastado en Lada otros cuarenta millones de euros con el objetivo de mejorar la eficiencia operativa de la instalación. En concreto, se renovaron las torres de refrigeración y los motores de la turbina principal y de las auxiliares, y se sustituyó el condensador. Asimismo, se realizaron trabajos para reducir el impacto sonoro de la central en la población. Pese a todas estas inversiones, la compañía preferiría ir acelerando el cierre de las térmicas de carbón.

Distinto es el derrotero por el que ha optado Gas Natural Fenosa -incluida también en el "lobby" que apuesta por la descarbonización- que tiene la térmica de Soto de la Barca (Tineo), ya que la eléctrica no ha tomado aún la decisión de llevar a cabo mejoras en la planta para adaptarse a la normativa. De seguir así, estaría abocada al cierre en 2020. Dentro de Asturias también hay una eléctrica más, EDP, que cuenta con las térmicas de Soto de Ribera y Aboño. En esta caso, y al igual que Iberdrola, la compañía sí que ha hecho los deberes y ha procurado tener preparadas sus plantas para cumplir con los estándares europeos.

Es precisamente en la Unión Europea donde las eléctricas mantienen el debate. En España se queda, al menos de momento, la posición política y sindical. Eso sí, como aseguraba el propio ministro de Energía, Álvaro Nadal, se hará difícil defender la continuación de las térmicas de carbón hasta que se agoten todos los plazos, es decir, hasta 2050, si el Parlamento muestra una postura contraria. Y eso fue lo que ocurrió esta semana tras la votación en el Congreso. Todavía ayer se escuchaban nuevas reacciones, como la de la presidenta de Hunosa, María Teresa Mallada, que mantuvo un discurso similar al de Nadal . La hullera también tiene una térmica en Asturias, la de La Pereda, en Mieres, de menor potencia que las del resto de la región.

La propuesta aprobada en Madrid era "permitir los mercados de capacidad sólo como una opción de último recurso, y armonizar las reglas; sólo deberían permitirse cuando otras soluciones como las soluciones a la demanda, el refuerzo de interconexiones o el almacenamiento sean insuficientes". La medida alude a que el umbral en todas las centrales no sea "superior a 550 gramos de dióxido de carbono emitidos". Un límite que superan todas las térmicas que queman carbón en España (no los ciclos combinados de gas). De ahí que no se haya aprobado literalmente el cierre adelantado de las térmicas, pero sí será una consecuencia de la medida. En este caso, se da a entender que los planteamientos de los partidos en Asturias no son escuchados en Madrid, a pesar de las drásticas consecuencias que tendría la clausura adelantada de estas centrales, sin mediar una transición energética.

Compartir el artículo

stats