El cómico italiano Leo Bassi hizo sonreír, pensar, reflexionar, carcajearse y también pasar un poco de miedo al público que se atrevió -hay que tener cierta valentía- a ir a verlo al Nuevo Teatro de La Felguera. En su espectáculo "The best of Leo Bassi" el bufón, como se llama él mismo, no dejó títere con cabeza. Catalanes, españoles, italianos, "bárbaros" alemanes, el capitalismo, las multinacionales, el terrorismo islámico, la religión y el sentido de la vida tuvieron cabida en los ochenta y pico minutos que duró la función.

Recibido entre aplausos, Bassi bendijo, escobilla de váter en mano, a los asistentes nada más entrar en el escenario. Miembro de una familia de payasos que se remonta a mediados del siglo XIX, el italiano inició con fuerza el espectáculo, metiéndose en la harina de la actualidad política. Afirmó no comprender al nacionalismo catalán? tampoco al español. Porque él tiene claro que "somos del Imperio romano", que tiene que hacer frente a los "bárbaros alemanes". Despotricó contra las multinacionales, sus intereses, el consumismo sin sentido, la ausencia de poesía en la vida y contra la corrección política. Los bufones, afirmó, son personas" de la más baja condición social, que se la jugaban con lo que hacían". Explicó además el motivo por el cual en vez de vestirse de payaso siempre actúa con traje y corbata. "Son los verdaderos payasos. Me gusta que la gente, sobre todo si hay niños, vea que una persona con traje hace estupideces. Así es en realidad", aseveró.

Su intención no era solo hacer reír: también reflexionar, y en algunos casos, tal y como expresó gráficamente haciendo gestos con las manos, "poner el culo estrecho" al público. Y lo logró. Lata de gasolina en mano, al ritmo del "This is the end" de "The Doors", y tras prender fuego a parte del escenario, habló sobre su hipotética muerte sobre las tablas? y también de la muerte del público. "Langreo en todos los titulares, Bassi mata a 15 personas en Langreo". Era el momento del terrorismo islámico, que se preguntaría "¿y quién es ese Bassi, uno de los nuestros?", no nada más lejos de la verdad. "¡No, es un freelance!". El culo estrecho, el público alerta, y acto seguido, dos "voluntarios" sobre el escenario, en una reflexión sobre la irracionalidad de algunas creencias, y en cierto modo, sobre la maldad. Los "voluntarios" se encontraban entre las primeras filas, al igual que la gente que más vio de cerca el fuego y los diversos líquidos que Bassi fue derramando por el escenario? y por encima de la gente. "Los de atrás son unos cabrones. Mirad como se ríen. Total, no les está pasando a ellos, ¿verdad?"

En un mundo marcado por las redes sociales e internet, el hacer chistes y tonterías ya no funciona, aseveró el cómico. "Todo el mundo hace tonterías a todas horas. Ahora, para ser transgresor habrá que ser normal, o mejor aún, ser el más dulce". Dicho y hecho: estriptis con el "I will survive" de Gloria Gaynor y kilos de miel encima como fin de fiesta. Los culos ya no estaban tan apretados, y las risas volvían a apoderarse del teatro.

Antes de terminar, eso sí, pidió disculpas al personal de limpieza por la cantidad de "mierda" que había dejado sobre el escenario. También recordó la existencia de su alternativa a la Iglesia Católica, la iglesia patólica, son sede en el barrio madrileño de Lavapiés, en un templo rehabilitado y conocido como el Paticano. "Rendimos culto al patito de goma. Un dios bueno que nunca ha hecho daño a nadie", remarcó. Palabra de Leo Bassi. Amén? Perdón, cua-cua.