En el cogollo del recinto ferial de Cabañaquinta no cabía ayer ni un alfiler. Cientos de vacas dejaban poco pasillo para poder hacer negocios a gusto. En tan reducido espacio los vendedores tenían que exponer las virtudes de su ganado tirando de ingenio e imaginación. "Mira que fuerte está", decía uno. El comprador tenía menos holgura para la duda, para hojear los papeles sanitarios y para entrar en faena. O sea, para discutir los precios. Aún así, hubo unos cuantos recobecos para llegar a acuerdos comerciales en el llamado "Mercaón" de Cabañaquinta, para muchos la feria ganaderas más importante de las Cuencas y cuyos orígenes no se recuerdan. Este año, por ejemplo, se superaron el millar de reses a la venta. La mayoría, cabezas de vacuno.

Pasa unos minutos de las once de la mañana y la joven ganadera Claudia Alonso es de las que ha conseguido hacer negocio en varias ocasiones. Hasta nueve veces. Ese es el número de vacas que lleva compradas. Las quiere, explica, "para vida". Es decir para criar y para que tengan descendencia. Para aumentar su ganadería en Trubia. Es una de las asiduas al "Mercaón". Sabe bien como va el negocio. "Los precios este año están un poco más altos. Están pidiendo algo más que otras veces", asegura. No era la única que lo constataba. Pese a su proximidad, ayer no hubo descuentos como los del comercio durante estos días de "Black Friday". Todo lo contrario. La inflación tiró de un año para otro por los precios. El sector primario no está para más rebajas. Así, había "xatinos" que se cambiaban de manos por 600 euros. O vacas ya hechas y derechas que se vendieron por entre los 1.000 y hasta los 2.300 euros. Los caballos costaban algo menos. A 400 euros se intercambiaba el potrillo. Todo dependía de la mañana del comprador y la del vendedor.

Aunque la ecuación económica del "Mercaón" no era la perfecta. Fallaba por uno de sus múltiplos, por el lado de los vendedores. Había muchos visitantes (muchos más que en años anteriores) y los precios habían ido al alza, pero no había demasiados compradores. "Hay pocos la verdad, está la cosa más floja que otras veces", se lamentaba el ganadero de Caso, Luis Morella, que esperaba cerrar algún trato apoyado en su vara y acompañado de varios amigos. A sus espaldas tiene veinte vacas para las que busca comprador. "Alguna he vendido", reconoce no obstante.

El concejal de ganadería del Ayuntamiento de Aller, Rubén Mallada, aseguraba que la feria había sido bastante fructífera y había ayudado a cerrar bastantes transacciones. "La valoración del evento es buena porque ventas ha habido unas cuantas", señaló. Muchos de los vendedores echaban en falta a los ganaderos gallegos que solían ser asiduos a la feria en ediciones anteriores, pero que este año habían fallado. Probablemente, especulaban, porque al caer este año en fin de semana el "Mercaón" (que se celebra inalterablemente cada 26 de noviembre) había coincidido con alguna otra feria en la comunidad vecina.