Durante todo el siglo XX los rebecos estuvieron alejados del Aramo. Todo indica que una enfermedad contagiosa, tal vez la sarna, erradicó toda la población a finales del XIX. Pero estos estoicos animales salvajes finalmente han reconquistado unas cumbres hechas a su medida. Han necesitado un poco de ayuda, pero la especie vuelve a reinar en la sierra del Angliru. El plan de repoblación impulsado hace una década por la Sociedad de Cazadores de Morcín ha llenado de nuevo el Aramo de Rebecos. El censo que acaba de realizar el Principado el colaboración con la asociación cinegética local eleva el recuento por encima de los 300. Así, no se contemplan más sueltas, pero los cazadores están convencidos que los rebaños seguirán creciendo. "Calculamos que estos montes tienen capacidad para unos quinientos ejemplares", destaca Miguel Valles, presidente de sociedad responsable del proyecto.

"Todo indica que la población de rebecos seguirá aumentando en los próximos años por sí misma, sin ayuda ya del ser humano", señala Miguel Valles. Los cazadores de la zona están convencidos de que en muy poco tiempo habrá medio millar de rebecos en el Aramo. No debe extrañar que la especie se haya adaptado también a un espacio del que fue expulsada bruscamente por la propia naturaleza hace poco más de un siglo. Un estudio de la Consejería destacaba que estas zonas reúnen condiciones óptimas para albergar una gran población de rebeco, no en vano son miles de hectáreas de monte que en sus puntos de mayor altura supera los 1.500 metros de altitud. Las grandes pendientes, superiores al 40%, la vegetación y las zonas de hayedos, avellanos y acebedas cercanas proporcionan el sustento y cobijo a estos animales durante el invierno.

El rebeco es una especie representativa de los ecosistemas de alta montaña y su recuperación aumenta la biodiversidad en el área central de la región. El proyecto de repoblación ha permitido también el aprovechamiento cinegético de estos animales. El proyecto surgió de la Sociedad de Cazadores de Morcín, que gestiona desde hace un cuarto de siglo la práctica cinegética en los ayuntamientos de Riosa, Morcín y Ribera de Arriba. La entidad no sólo impulsa la actividad de la caza en la zona, también "vela por la conservación del patrimonio natural". Una vez que la iniciativa se puso en marcha, el Grupo de Acción Local de la Montaña Central concedió, en marzo de 2010, una ayuda del programa Leader dotada con 113.000 euros, lo que supone aproximadamente el 80 por ciento de la inversión total . El presupuesto final del programa, por tanto, asciende a 140.000 euros. El resto de la financiación corre a cargo de dos empresas: Repsol y Gas Natural.