Enciendes la tele y ahí están. "Reality shows" para todos los gustos: para buscar pareja, para mejorar la apariencia, para convivir en una casa sin contacto con el exterior. Las opciones son infinitas. Seguidos a muerte por algunos y odiados (al menos, de cara a la galería) por otros. Jesús y Mari Cruz son dos alleranos que se hicieron conocidos en "¿Quién quiere casarse con mi hijo?", un "reality" de Cuatro en el que las madres acompañan a sus hijos en la búsqueda del amor. Dicen que la experiencia fue "muy positiva". Para ellos, estos programas son "la medicina para sobrevivir a tanta desgracia". Y añaden que "nadie puede juzgarte por disfrutarlos o por participar, si a alguien no le gustan que no los vea".

Jesús se define como "un Romeo moderno". Debajo de ese cuerpo musculoso, horas de gimnasio mediante, está un corazón que late acelerado cuando lee a Pablo Neruda. En la calle le dicen que el programa de Cuatro ofreció una imagen de él equívoca: "Como que me 'trababa', como que era un poco parado". "A ver, es normal. Es humor y hay que entenderlo así", dice, con una sonrisa. Las grabaciones de "¿Quién quiere casarse con mi hijo?" duraban una media de once horas diarias: "En once o doce horas dices y haces muchas cosas. Haces tonterías, dices tacos y a ratos eres coherente. Luego eso se edita y puedes parecer el gracioso, el tonto o el listo de la pandilla", dice.

Mari Cruz afirma, en este punto, que ella fue "yo en estado puro y salvaje". Y parece que ese "yo en estado puro y salvaje" gustó mucho. La madre allerana dio ayer un paseo por Oviedo y la pararon decenas de personas para hacerse fotos: "Estoy súper contenta con lo bien que se portaron y se portan con nosotros los asturianos, nos han dado mucho cariño", afirma. Unas chicas jóvenes se paran junto a ella: "Eres la caña, Mari Cruz".

Extrovertida y confiada ante las cámaras. De hecho, en los años noventa, Mari Cruz ya había participado en "Lo que necesitas es amor". Si hay algún "pero" en la imagen que ofreció es que el programa hizo pocas referencias a su carrera como pintora: es artista plástica y tiene más de cuarenta exposiciones a su espalda. Sí quedó claro en la pantalla que Jesús y Mari Cruz tienen una relación muy especial: "En los castings lo repetí mucho, aún no hemos cortado el cordón umbilical", explica ella. En su día a día, aunque estén separados por kilómetros, "nos damos muchos consejos. Yo a él y él a mi".

Las "pretendientas"

En el programa era ella la que siempre aconsejaba, exigencias del guión. Jesús tenía que buscar novia entre varias "pretendientas". Mari Cruz es sincera: "No me gustaba de verdad ninguna, yo quería una mujer moderna pero con valores tradicionales. Que quiera familia y acompañar en la vida a Jesús". Y no puede reprimir una carcajada cuando recuerda una conversación con la dirección del programa: "Les dije, '¿pero qué trajisteis? A mí aquí me falta una asturianina, que somos todas muy guapas, o una andaluza morena y curiosa'. Creo que escogieron a mujeres que podían dar juego".

Jesús se quedó con Andrea: muy guapa, con el pelo rosa y que daba juego. Pero la cosa no terminó bien: "Lo dejamos dos días después de acabar el programa o así, no funcionó", dice él. Y confiesa que, durante la grabación, "estuvimos un mes o mes y pico conviviendo ajenos al mundo exterior y, cuando terminó el programa, había cosas que a mi no me gustaban. Me distancié y corté".

Finalizado el programa, también les esperaba la fama. A Jesús le reconocen, incluso, por Madrid. A Aller vuelve cada poco y "flipa" con todo el cariño: "En San Martín (la fiesta de Los Humanitarios) me hice cientos de fotos, desde que llegué hasta que me fui". En la calle hay mucho cariño, pero en las redes sociales han aguantado algunos "chaparrones" de críticas: "Las encajas, no las puedes prohibir", señala ella. Entre sus planes de futuro está participar en otro "reality", otra vez juntos. Se confiesan "fans" de estos programas: "Si algo te saca una sonrisa en este mundo tan complicado, no es malo", concluyen.