Se busca puerta del Románico para la iglesia de San Antolín de Sotiello (Lena). Hace treinta años, un grupo de feligreses decidieron arrancar un portón del templo -datado en el siglo XI y conocido como la "puerta del perdón"- y tapiar el hueco con ladrillos. Alegaban que por las rendijas "entraba frío". Ahora la Consejería de Cultura estudia recuperar esa entrada histórica, símbolo del poder de la iglesia en la Edad Media. El párroco de la localidad, Antonio López, no se opone pero ve un obstáculo grande: "Nadie sabe dónde estará esa puerta".

Y eso que la puerta, la que tapaba la desaparecida entrada al suroeste del pórtico lateral, tiene mucha historia. Hasta comienzos del siglo XX, ofrecía una serie de privilegios. Al ser atravesada, malhechores arrepentidos tenían la oportunidad de regenerarse. Xulio Concepción, profesor y gran conocedor de la historia del concejo de Lena, explica en su página web cómo era el rito. "Según la arraigada voz oral del pueblo, los ritos de acogida comenzaban por la 'puerta del perdón'; por ella sólo podían entrar las mujeres del pueblo, pues los hombres debían hacerlo por la puerta principal de la iglesia", señala Concepción. El arrepentido entraba a continuación, y "era recibido en el interior con una especie de rito bautismal en una pila especial que estaba a la derecha de la puerta".

El malhechor también debía confesar públicamente. Era la última prueba, antes de conseguir una suerte de libertad condicional. "Ya no podía quedar preso de la justicia dentro de la parroquia, en la que debía desempeñar de forma gratuita los trabajos comunales impuestos por la comunidad: estaferias, faenas agrícolas, trabajos acordados por la esquisa", apunta Concepción.

Una buena historia, pero no lo suficiente para salvar la puerta. Hace más de tres décadas, los feligreses empezaron a quejarse del frío que entraba por las rendijas del portón. Un frío que no dejaba seguir bien el sermón de don Amador, el sacerdote que entonces estaba al frente de la parroquia. Los testimonios orales recuerdan que hubo una fuerte polémica: "Los había que querían dejar la puerta, porque era parte de la historia del pueblo, y los había que no querían porque era incómodo estar en la iglesia con ese frío". Los segundos, quitaron la puerta del marco. Durante una sextaferia, tapiaron el hueco que quedó.

Adiós a la "puerta del perdón", hasta hace unas semanas. La retirada del portón había quedado como una anécdota que contar a los visitantes, que suelen mirar extrañados a esa parte de la iglesia: la pared parece construida a parches y está parcialmente tapada por el confesionario. Una visita a la localidad de técnicos de la Consejería de Cultura, terminó con uno de ellos afirmando que informará al área regional sobre la necesidad de recuperar este elemento.

El párroco de la localidad recogió el envite, aunque avisa ya de que poco podrán hacer en la parroquia de Sotiello. "Sabemos que aquellas obras estuvieron mal, hoy no hubiera sucedido lo que pasó entonces". "El respeto de esta parroquia por el patrimonio cultural y arquitectónico es muy grande", añade López. Es por eso que no tiene previsto emprender una investigación entre sus feligreses porque, afirma a renglón seguido, "lo más seguro es que esa puerta no esté en el pueblo ni en ninguna parte". "Antes no sabían nada del Románico ni de su valor. Sabían que por esa puerta entraba el frío", concluye.