El pasado mes de diciembre, LA NUEVA ESPAÑA visitó las instalaciones de Vive Wellness: un centro deportivo orientado principalmente a la mujer, en el que se ofrecían sesiones específicas para embarazadas y mamás recientes además de gimnasia para recuperación de lesiones o alivio de dolencias. Su propietaria, Mayte Montes, había recibido el premio "Emprendedora de Langreo" 2017. Tras mucho trabajo, toda una vida como monitora por cuenta ajena, se había decidido a hacer un sueño realidad. Desde hace dos semanas, ese sueño hace aguas. Una obra en una terraza de la comunidad, justo encima de su local, lo inundó todo. El inmueble sufre daños que pueden ser irreparables y Mayte Montes reclama una solución rápida: "He puesto todo en este proyecto, ahora estoy a cero y hay 120 personas que ya no pueden venir".

Todo empezó con una simple gotera. En el mes de noviembre, Mayte Montes avisó de una filtración en su local, posiblemente procedente de la terraza comunitaria. "Vinieron a hacer la reparación el 25 de enero", explica la emprendedora. Algo fue mal, porque la terraza se inundó ese mismo día y el embalsamiento se filtró al local. Los responsables no lo limpiaron hasta tres días después. Mayte Montes vivió esos días desesperada: el agua estaba destrozando su sueño.

Ya sin el agua, los daños son graves. Hay humedades, el suelo está levantado y varias paredes destrozadas. Los desperfectos del tatami parecen irreparables. El local es alquilado, pero todo el material es de Mayte Montes: "Aquí invertí mucho, todos los ahorros de mi vida", dice. No sabe si una obra, por grande que sea, podrá dejar listo el espacio. Según explica, "se trata de un lugar para mejorar la salud, tiene que ser perfecto y estar en óptimas condiciones". No descarta tener que trasladar toda la actividad a otro inmueble.

Aunque a rato la desesperanza le reta, ella es fuerte y ya ha empezado a moverse para encontrar una salida. Ante la falta de respuesta del seguro, ha puesto el caso en manos de los abogados para que todo se resuelva lo antes posible. "No quiero ser sólo un número, este caso es especial", afirma. Especial porque es un sueño destrozado y porque el gimnasio iba tan bien que ya tenía más de 120 clientes. "El de Vive Wellness es un campo con mucha demanda, antes de que pusiera en marcha este proyecto la gente tenía que irse a Oviedo o a Gijón para encontrar esta atención personalizada", explica la emprendedora. Además, ofertaba cursos específicos. Es un golpe para su carrera, tras tantos años de trabajo, pero lo que más le duelen son todas las personas que confían en ella su salud. "Los he dejado en la estacada, aún sin yo ser responsable, lo cierto es que me siento muy mal por ellos".

Intenta resarcirlos, en la medida de lo posible, buscando alternativas sin parar. En el caso de unos talleres específicos, previstos para febrero, ha conseguido que se impartan desde el Ayuntamiento. Ha devuelto el dinero de las clases que ya no podrá dar. Sólo de momento, porque no tiene previsto tirar la toalla: "Espero que los responsables lo resuelvan lo antes posible y volver a estar en marcha en poco tiempo", concluye.