La atención en el consultorio médico de Campo de Caso se ha reforzado tras el argayo caído en Anzó (Sobrescobio) que cortó el Corredor del Nalón y dejó prácticamente aislado el concejo. El centro dispone de forma permanente de una guardia con un médico y un enfermero mientras que hasta ahora las guardias se compartían con Sobrescobio.

Tras el desprendimiento, que se produjo hace una semana en la vía de comunicación que conecta el concejo casín con el hospital comarcal, el municipio cuenta con una ambulancia 4x4. También existe guardia las veinticuatro horas en el parque de bomberos de Coballes, que dispone de dos camiones en vez de uno para atender a posibles incidencias, aseguró el Alcalde, Miguel Fernández.

Con estos refuerzos aplicados ya, el regidor reclama una solución a otro problema que ha generado en el concejo casín el argayo de grandes dimensiones de Anzó. Afecta a la decena de alumnos que acuden a los Institutos de Enseñanza Secundaria de Pola de Laviana y Barredos. El desprendimiento provocó que en los últimos días no hayan podido asistir a clase. Pero esta es una situación que no se puede mantener tras las vacaciones de Semana Santa, aseguró Fernández. La Consejería de Educación "tendrá que darnos una solución, buscar la forma para que los estudiantes acudan a los centros", resaltó el Alcalde. Los alumnos entran en clase a las ocho y media de la mañana. Con esta carretera cortada, la otra opción es utilizar la vía de la Collá d´Arniciu, que conecta el concejo con Infiesto y que supone dar un gran rodeo. "Espero que nos ofrezcan una alternativa", recalcó Fernández. La oficina de medio rural estuvo abierta ayer aunque, señaló el regidor, "ante la incertidumbre muchos ganaderos se habían trasladado ya a Infiesto en días anteriores".

Mientras, los trabajos para estabilizar el talud y retirar el argayo en la carretera AS-117 continúan. Las labores se centraron ayer en la retirada de las rocas que cayeron al río Nalón. En estas últimas jornadas se han llevado a cabo obras de saneamiento de la ladera para retirar las rocas que corren el riesgo de desprenderse. Estos trabajos no tienen un plazo de conclusión fijado. Geólogos de la Universidad de Oviedo que analizaron el estado del talud, que tiene 50 metros, aseguraron que "no conviene apurarse" y que "hay que limpiar cuidadosamente". Varios técnicos de la Unidad Militar de Emergencias estudiaron si era posible construir un paso alternativo para pasar el tráfico en la zona donde se produjo el argayo. Concluyeron que era "inviable".