"Hay que venir siempre a La Flor, no se puede faltar ni aunque llueva". Con estas palabras, Miguel Ángel Fernández, presidente de la Cofradía que organiza las fiestas lenenses en colaboración con el Ayuntamiento daba cuenta de la fidelidad que tiene esta fiesta. Y es que los romeros, aunque pocos, aguantaron el chaparrón en el prau de la ermita en Piedracea. No hubo procesión, pero sí se celebraron las dos misas programas y la tradicional puya'l ramu. La sidra, el bollu preñáu, la tortilla y las empanadas tampoco faltaron en esta celebración.

Entre los más fieles a esta fiesta se encontraba la lenense Concha Sánchez, que acudió a la cita junto a sus amigos, tal y como hacen cada año. "Pedí el día en el trabajo desde primeros de enero, al igual que el resto de la pandilla, porque hay que venir aunque llueva", destacó. Agazapados en un lado de la ermita y bajo techo, esta lenense y sus amigos tenían montado un pequeño tenderete con los bollos, los filetes empanados y la bebida. "La pena es que no vamos a poder pasar el día entero aquí ni tampoco sentarnos en el prao, pero bueno, hemos venido a la misa de los cofrades, comeremos un poco y nos volveremos para La Pola", señalaba esta devota de La Flor.

Y es que a pesar de la lluvia, el alma festiva no decayó en ningún momento, como así dejaba Aurelio Martínez Cortina, otro lenense fiel a la celebración. "Tengo una clínica dental en La Felguera y hoy le di fiesta a todos mis trabajadores para que vinieran a la romería, pero no es la primera vez, lo hago todos los años, hasta cuando tenía el negocio en León, también celebrábamos La Flor de Lena", señaló. Ayer, además, celebraba un reto. "Le dije al personal que si llegábamos a los 6.000 clientes nos veníamos todos a la romería de La Flor, y al final me los he traído a todos, una pena que no podamos vivir la fiesta como otros años", resaltó.

La verdad que, a pesar de los ánimos de algunos, la presencia continua de la lluvia hizo que muchos desistieran de acudir ayer hasta Piedracea para participar en esta tradicional romería. De hecho, ni siquiera se llegó a instalar el bar donde comprar las cajas de sidra o tomarse un café. Las amas de casa de Lena, siempre fieles a La Flor con su concurso de empanadas, tampoco acudieron en esta ocasión. Otros, en cambio, acudieron hasta el prau de la ermita para recoger el bollu y la botella de vino y después volvieron a sus casas.

Entre los que fieles que aguantaron el chaparrón se encontraban también el presidente del Montepío de la Minería, Juan José Pulgar, que nunca se pierde esta celebración; o el portavoz del grupo municipal del PP en Lena, Ramón Marinero, por citar a algunos de los presentes más conocidos. Con la romería en el prau de Piedracea, Lena despidió ayer sus tradicionales fiestas de La Flor, que arrancaron el pasado viernes con la entrega del premio del concurso internacional de cuentos de Lena y la primera de las verbenas nocturnas en la plaza de Alfonso X El Sabio. También tuvo lugar durante el fin de semana el mercáu tradicional de La Flor, una cita que, como todos los años, cuenta con numerosos seguidores. Ahora sólo quedan Les Feries, la otra gran cita festiva de La Pola.