"No estamos ante un argayo, es una montaña que se viene abajo", aseguró ayer el consejero de Infraestructuras, Fernando Lastra, al pie del argayo de Anzó (Sobrescobio), que corta el Corredor del Nalón desde hace tres semanas, dejando aislado al concejo de Caso. En la visita, que realizó antes de reunirse con los alcaldes de Caso y Sobrescobio, Miguel Fernández y Marcelino Martínez, respectivamente, y con el tejido asociativo e industrial del municipio casín, aludió a que se trata de una actuación "compleja".

La solución a las grietas que registra el inestable talud vendría de la mano de una voladura desde la parte alta, aseguró Lastra por la mañana en la Junta General del Principado en contestación a una pregunta realizada por Foro. A esa solución se le uniría otra, señaló ya por la tarde el director general de Infraestructuras, José María Pertierra, que "se estudia en paralelo para adoptar aquella más rápida que nos permita bajar la masa inestable, del orden de 1.500 metros cúbicos". Se trataría de recurrir a máquinas "con potentes brazos que alcanzan los 50 metros y que actuarían desde abajo", añadió. Esta alternativa cuenta con una dificultad, que es que sólo existen dos en España, en Cataluña y Madrid, y ahora no están disponibles. Además, los expertos tendrán que valorar "si tienen capacidad suficiente de perforación para desmoronar las rocas". Un aspecto a tener en cuenta en la otra opción es "si es posible colocar arriba en el talud unos carros perforadores a 50 metros de altura con una grúa de 400 toneladas para meter los tiros a 15 metros de profundidad", subrayó Pertierra. Las obras de saneamiento de la ladera están paradas desde el pasado lunes.

La actuación se iniciará en los próximos días aunque el consejero de Infraestructuras no fijó plazos. Tampoco establece el departamento regional una fecha de finalización dadas las dificultades a las que se están enfrentando con el desprendimiento. "No comprometemos plazos porque nos podemos encontrar con alguna sorpresa", aseveró Lastra, que hizo hincapié en la necesidad de "dar las mayores garantías de seguridad para cuando abra el tráfico". "Contamos con el asesoramiento de uno de los ingenieros más expertos en explosivos en España", dijo el consejero. Víctor Campa considera que esta es la alternativa que "implica más seguridad" y que se precisarían alrededor de 100 kilos para la voladura. Previamente se tendría que regularizar el suelo "para que quede practicable para las máquinas", dijo su compañero, Cristóbal Lombardía. Una actuación que le faltarían varios parámetros que definir antes de fijar un plazo para acometerla. Casal señaló que la utilización de la otra opción, las máquinas que actuarían desde abajo, tiene un problema, la dureza de la piedra que "tiene grietas que la desestabilizan pero no despega fácilmente".

Lastra, que fue recibido a las puertas del Ayuntamiento de Caso por una protesta vecinal, se refirió a la demanda trasladada por los habitantes, y también por Foro ayer en la Junta General, de habilitar el paso provisional para el paso de todos los vehículos, no sólo de todoterrenos con autorización para circular por el parque y los habilitados por el Principado como ocurre ahora. "Nos atenemos a la autorización de Confederación Hidrográfica y veremos el margen que deja y lo que podemos hacer", dijo el consejero. El acceso provisional, que funciona desde el pasado lunes, cruza el río en dos ocasiones en un tramo de 400 metros para salvar el argayo.

Lastra aseguró en el pleno de la Junta General que la "grieta importante" existente en la ladera motiva que "sea difícil trabajar desde abajo". Hasta ahora se habían realizado las labores con una pala saneando el talud cuya altura, de 50 metros, obligó a aumentar la base sobre la carretera con el aporte de áridos para que la máquina llegase a la zona superior. La diputada de Foro Carmen Fernández aseguró que su formación solicitará que se declare el área como zona catastrófica.