Fue un día para grandes y pequeños. Para alumnos y exalumnos. Para los que fueron estudiantes y ahora vuelven como familias. El colegio Horacio Fernández Inguanzo celebró ayer una Jornada de Convivencia que reunió a cerca de 300 personas. Hubo un programa muy completo, repleto de actividades por la mañana, y una comida con larga sobremesa llena de recuerdos. Fue un acto convocado por la comunidad educativa que encabeza el director del centro, Juan Sierra.

La meteorología no acompañó a la jornada, y hubo que trasladar algunas actividades bajo techo. Pero no decayeron las ganas en ningún momento. Los pequeños pintaron murales temáticos en los muros del colegio y jugaron a juegos tradicionales, como chapas e imanes. También se celebró un mercadillo popular, en el que abundaron los libros y los juguetes.

Llegó la hora de sentarse a comer. Los participantes aportaron platos para degustar entre todos. Las risas y los abrazos de reencuentro estaban incluidos en el menú.