José María García Riera (Oviedo, 1976), director general de KPS, transmite confianza. Seguro de lo que hace y de los pasos que da, acaba de inaugurar la nueva nave de KPS en Morcín, en un proyecto conjunto con el grupo taiwanés Mastech, líder en el sector electrónico y eléctrico en Asia. Estudio Económicas en la Universidad de Oviedo. Primero de su familia en tener capacidad de estudiar a nivel universitario. Ese origen humilde ha forjado su carácter. En 2012, se lanzó a una aventura empresarial, KPS, que instaló en Llanera. Su expansión le trajo a Morcín, curiosamente, de donde es originaria la familia de su mujer. Padre de dos hijos, acaba de afrontar una inversión de 2,6 millones de euros dentro del proyecto KPS Euman, para fabricar productos en Morcín y distribuirlos por el mundo.

-Después de mucho trabajo, por fin se ha presentado la nueva nave. ¿Satisfechos?

- Arrancar un proyecto nuevo y además hacerlo en un momento de crisis como hicimos nosotros en 2012, no es algo sencillo. No son decisiones fáciles de tomar. Son proyectos que requieren cierto grado de arrojo y de creer en tí mismo. Cuando llegas a donde estamos ahora es como demostrarnos que estábamos en lo correcto y que seguimos en la línea adecuada.

-¿Qué le aporta a KPS la unión con Mastech?

-De forma muy sincera, en España y en Asturias no tenemos tecnología de fabricación electrónica en sí misma, y no tenemos instrumentación de medida. Esto quiere decir que necesitamos adquirirla o desarrollarla. Y desarrollar tecnología electrónica desde cero es prácticamente imposible. Por ello, llegar a traer esa tecnología es mucho más fácil, para sobre ella desarrollar una tecnología mucho más evolucionada. En este caso, Mastech es un líder en fabricación de instrumentación de medida basada en tecnología electrónica y esa parte es la que nos aportan de una forma fundamental a nivel de producción. Además, para un asturiano, un español, o un europeo, vender en el marcado europeo, en el norte de África, o Latinoamérica es relativamente fácil. Sin embargo, mercados como Norteamérica o China son complicadísimos: por barreras de idioma, arancelarios, culturales... En este caso, Mastech nos abre dos de los más grandes mercados que hay, el asiático y el americano. Y, por último, yo quería mantener el proyecto en Asturias, porque quiero devolver al territorio lo que nos dio y puse una línea roja en no deslocalizarnos. Encontramos al socio perfecto.

-Llegaron a Argame hace dos años. ¿Qué les movió a trasladarse desde Llanera?

-Fundamentalmente el problema era que en Llanera estábamos en un régimen de alquiler de dos naves, pero se terminaban el edificio y el espacio. Estábamos encorsetados. Después de la crisis nos dimos cuenta de que había muchas naves vacías y para reducir el tiempo de traslado, miramos naves que nos encajaran. En Argame encontramos la cercanía a Oviedo, una ciudad donde nuestros clientes internacionales se puedan quedar. Y después la cercanía a las comunicaciones y la calificación logística de la zona. Hubo un feeling diferente y decidimos movernos aquí.

-Las previsiones de crecimiento son elevadas. ¿Hay margen en su mercado?

-Sí, hay margen. Y creo sinceramente que las previsiones que damos están hechas a la baja, y que en vez de en cinco años, quizá las podamos cumplir en dos. El primer "feedback" que estamos teniendo es extraordinario. Ayer, precisamente, cerramos un acuerdo con Rusia para distribuir allí y en las antiguas repúblicas soviéticas. Y ése es un mercado muy complicado. Sin lugar a duda, ese acuerdo nos va a ayudar a dar ese salto. También hemos perfilado otro acuerdo para el norte de Europa (Islandia, Noruega y Dinamarca) que es otro mercado difícil. Al ritmo al que vamos llegaremos a los 15 millones en dos años. Eso nos hará replantearnos si damos un segundo paso.

-Hasta ahora, desde Asturias sólo se comercializaban productos. ¿Qué les motivó a dar el paso a la producción?

-Tiene que ver con entender las capacidades que uno tiene. Cuando comercializas un producto puedes ir a un fabricante, exponerle tu idea, pero él decide si la hace o no, o te hace una contrapropuesta. Por ejemplo, Ferrari no hace playeros y hay playeros Ferrari. O BMW no hace relojes y hay relojes BMW. Nosotros nos dimos cuenta de que necesitábamos tener el control desde la idea inicial al producto final, para ser más competitivos y más ágiles a la hora de desarrollar producto. Además, las ideas, por norma general, nacen de dos sitios: en su mayoría es el mercado, que te dice lo que quiere. Si no fabricas, tienes que poner tu idea y tu tecnología al fabricante. Además, también están los productos que tu inventas. Si tienes esa idea y la tienes que llevar a un tercero para fabricar, vas a perder la exclusividad. Y eso debes tenerlo en tu mercado principal.

-¿Se pierde rentabilidad al traerse la producción a Europa?

-Cuando lo haces en casa el margen que se queda un fabricante asiático ya lo tienes, aunque es verdad que los costes en materia prima y mano de obra son diferentes. Por otra parte, te ahorras los aranceles. En todo caso, haciendo la suma total es algo más caro producir aquí que producir en Asia. De todas formas, hay otros componentes positivos. El producto hecho aquí lo podemos garantizar al cien por cien, y certificar lo, algo que es muy importante. Además, aportamos otras tecnologías y servicios, como el servicio técnico y de formación. Nuestro mercado no es un todo a cien, tiene sus clientes. Nuestros productos están enfocados a profesionales del sector eléctrico.

-La planta ubicada en Morcín es única en España. ¿Qué les diferencia de competidores asiáticos?

-Ahora mismo, nosotros somos los competidores para los asiáticos. El valor del producto "made in Europe" en Asia es muy alto: por la calidad, por los certificados y por las capacidades que tienes de llegar a diferenciarte de mil fabricantes de China. Las grandes instaladores del país, que está en construcción y en desarrollo, buscan un producto como el nuestro. Tenemos a Mastech, que es líder en Asia, pero ahora vamos a entrar con una segunda marca, KPS, que sería la premium, lo que nos facilitará competir con otros fabricantes asiáticos.

-En la reciente presentación de la planta, se les puso como ejemplo de la reactivación de las Cuencas. ¿Es una presión extra?

-Es una mezcla de halago y presión. Soy una persona que no me gusta ser ejemplo, porque creo que en Asturias hay empresarios muy buenos. Lo que sí me gusta es pensar que KPS y su equipo formamos parte de un grupo que remamos todos en la dirección correcta. Realmente, lo que me halaga es el trabajo diario, y el ser embajador de Asturias porque así lo elegí yo. Me llena saber que podemos hablar cara a cara con los clientes aquí, vender en Rusia o en Norteamérica desde aquí, trayendo clientes que son capaces de ir a Gascona a tomar un culete o comprar un chigre. Agradezco enormemente que se nos reconozca el trabajo, pero lo que me vale es creer en el territorio porque yo quiero, no porque nos lo quieran imponer.