Mieres proyectó en la década de los ochenta dos grandes planes urbanos llamados a completar en ensanche urbano de la ciudad. Finalmente, las actuaciones previstas en Oñón y la Mayacina tardaron mucho más de lo previsto en encauzarse y no fue ya hasta entrado el actual siglo cuando ambas tomaron cuerpo. Sin embargo, la lenta y errática planificación se encontró con otro problema: la crisis económica. El resultado es que 391 de los 933 pisos incluidos en la propuesta se han quedado sin construir. Todo indica, además, que estas viviendas tardarán bastante tiempo en coger altura. Y es que, por ejemplo, el Ayuntamiento construirá en breve un gran aparcamiento público en parte de los terrenos de Oñón reservados inicialmente para espacio residencial.

En la Mayacina se han construido hasta la fecha 542 de los 711 pisos proyectados. Es decir, han quedado por el camino 169 viviendas. Son tres los bloques de viviendas que quedan por hacerse en el nuevo barrio. El paso de un colector por la parcela en la que la constructora OCA debería desarrollar la promoción de cuarenta viviendas, situada al norte de la sierra de Máximo mantiene paralizado el proyecto. La tubería es el emisario general de Ujo que va a la depuradora. El futuro de estos pisos dependerá del acuerdo al que lleguen finalmente la constructora y la Sociedad Estatal de Suelo (Sepes), que fue la que adjudicó las parcelas. Más complicado se presenta el aprovechamiento de los dos solares asignado en su momento a Oteypsa, empresa que hace ocho años comenzó a construir en una de estas promociones, una obras que quedaron en un largo suspenso tras la quiebra de la firma. El Ayuntamiento de Mieres retiró la licencia de obra que había concedido en su momento a la constructora, pero ésta aún no se ha retirado del proyecto. El problema que impidió en su momento romper con Oteypsa es que el contrato de adjudicación de los terrenos que firmó en su momento con Sepes no recogía un plazo de ejecución de los 80 pisos. La firma sí comenzó a trabajar en la parcela, concretamente en 2010, pero paralizó los trabajos pocos meses después tras entrar en concurso de acreedores. La paralización de las obras no sólo afectó a la parcela, también a los compradores. Muchos de ellos renunciaron a los pisos que tenían reservados, aunque otros se vieron atrapados por los problemas económicos de la constructora.

Cambio de planes

En La Mayacina se ha cubierto al menos tres cuartas partes del plan urbano. En el caso de Oñón, el plan afecta a una parcela de 23.363 metros cuadrados, de los que 7.133 se iban a destinar a zonas verdes y otros 900 a equipamientos. En cuanto al espacio residencial, se preveían varios edificios, con un total de 222 viviendas y un porcentaje de pisos protegidos que nunca se concretó. Este asunto llegó a generar cierta polémica en el Ayuntamiento, ya que Sogepsa estimaba en un principio que todas las viviendas a desarrollar fuesen de promoción libre. Al final, la discusión resulto una pérdida de tiempo, ya que nada se ha edificado. El Ayuntamiento ha optado por el pragmatismo a la hora de plantear un aprovechamiento a medio plazo de los terrenos de Oñón. Así, ha cambiado un proyecto de 200 pisos por uno de 300 aparcamientos. Al menos provisionalmente, ya que el gobierno local matiza que en 2023, cuando caduque el convenio de cesión de la parcela, valorará de nuevo la viabilidad de poder ejecutar el plan urbano inicial.