El valle de Turón cuenta entre sus vecinos con una leyenda del ciclismo. Se trata de Rafael López Amat, más conocido como "Falo", quien llegó a sumar numerosas victorias en este deporte entre los años 40 y 50 del siglo pasado. Hoy, a sus 87 años, recuerda con ilusión aquellos días, "cuando corríamos con la bicicleta porque nos gustaba, no como ahora que sólo piensan en el dinero".

Falo es de La Rabaldana, junto al pozo Santa Bárbara, y empezó con la bicicleta a los 16 años. "Al principio tenía que alquilar la bicicleta, porque no había dinero en casa, pero después ya conseguí hacerme con una para mí solo". Su afición comenzó tras ver una carrera en Mieres. "Nos preguntamos los amigos por qué no podíamos hacerlo también, así que empezamos a competir", destaca. Y de este modo, formó un equipo en Turón. "La primera carrera que corrí fue en San Andrés, y la gané, después vinieron otras citas por toda España, corrí mucho en Salamanca y Zamora, pero también estuve en la vuelta del Levante, en el campeonato de España de montaña, la vuelta a Valencia y la vuelta a Andalucía, así como un buen número de competiciones en Asturias", apunta.

Sin embargo, su carrera como ciclista se truncó a los 25 años. "Ese año me había preparado a fondo y estaba en mejor forma física que nunca porque iba a correr la vuelta a Valencia, pero cuando llegué allí hubo un problema y no pude hacerla, así que me fui a otra carrera en Castellón que me dio para sacar los gastos del desplazamiento, pero esa situación ya me desilusionó mucho", destacó. Después vendría la Vuelta a Asturias, que también fue accidentada, "ya que me salieron unos furúnculos y tuve que abandonar en la penúltima etapa". Tras estos sucesos llegaron otras dos competiciones más que también le salieron fallidas. "Todo me salió al revés, así que decidí no correr más".

Al dejar de lado la competición, Falo se centró en su familia y en su trabajo. Y buscando un mejor futuro para sus hijos, en 1964 decidió emigrar a Francia. Una vez allí, este turonés volvió a introducirse en el mundo del ciclismo, aunque ya como director deportivo. "Mi hijo el mayor se había llevado la bicicleta desde España y entró en un club, al principio empecé como chófer, pero acabé como director deportivo", resaltó. Para Falo, "el mundo del ciclismo actual nada tiene que ver con lo de antes, ha cambiado una barbaridad, porque ahora lo primero que preguntan los ciclistas es cuánto van a ganar". También alude al asunto de los dopajes, algo con lo que está totalmente en contra. "Llegué a echar del equipo a ciclistas porque tomaban 'medicinas', lo único que necesitan los ciclistas para correr está en el huerto, no en la farmacia", señaló, apuntando que los ciclistas de hoy, "no son ciclistas, sino robots".

A pesar de haber emigrado a Francia, Falo nunca rompió relaciones con el valle de Turón. "Los primeros años sí me costó más venir, pero después intentaba pasar un mes o dos en Asturias para no perder el contacto con la tierra". Cuando se jubiló, Falo abandonó completamente el mundo del ciclismo y aprovechó para pasar más tiempo en Asturias, donde tiene dividida su residencia entre Turón y Gijón. "Pero tampoco puedo dejar Francia, porque mis hijos están allí", concluye.