El Centro de Artes Escénicas "Carlos Alvarez Nóvoa" acogió la presentación de la primera novela del langreano Secundino Díaz Menéndez, titulada "El Cerro". El acto contó con la colaboración del Club LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas y en el mismo ejerció como anfitrión el director de las instalaciones, José Ramón López. López recordó al numeroso público asistente que "este centro es un espacio abierto a cualquier iniciativa o manifestación cultural".

Javier Cellino, escritor y colaborador habitual de LA NUEVA ESPAÑA, lleva el peso de las actividades actividades literarias del centro y se encargo de acompañar a Secundino Díaz en la "puesta de largo" de la novela, editada por Círculo Rojo. Cellino explicó que "estamos ante un libro de acción policíaca con tintes de novela negra, en el que Gijón actúa como un personaje más en la trama y en la que su protagonista, el inspector Mario Cuesta, se dibuja como un perdedor que logra sobreponerse a sus errores tal vez sin ser consciente de ello".

También expuso que conoció a Secundino gracias al fútbol, porque los hijos de ambos juegan juntos "si bien nuestra relación se reducía al córner y el penalti". "Poco a poco me di cuenta pero de que era un lector voraz y empecé a descubrir una faceta suya distinta y que me sorprendió muy gratamente", destacó Cellino. "Estamos ante un autor que tiene dos características importantísimas: una imaginación prodigiosa y una escritura de ritmo desbordante", enfatizó al tiempo que puso de manifiesto que en "El Cerro" las frases son "cortas, muy descriptivas y muy poco adjetivadas".

Secundino Díaz tomó la palabra para reconocer que lleva escribiendo muchos años pero nunca se había atrevido a ir más allá de un puñado de cuartillas, escritas primero con el bolígrafo "y después con la Olivetti, ya que siempre me gustó escribir y opinar". El fallecimiento de su padre el año pasado le hizo ser consciente de cuanto lo echaba de menos y "decidí dejar a su hijo algo más que una fotografía o un recuerdo". "Quiero que cuando yo falte, tenga algo a lo que aferrarse, y por eso escribí este libro". Díaz se reconoce como un escritor que no planifica lo que va a ocurrir. "Cambié el final tres veces, ya que funciono por impulsos y al no tener ideas preconcebidas permito que sean los personajes los que decidan la historia y su ritmo", aseguró. Se define como un enamorado de Gijón y en concreto del barrio de Cimadevilla, donde ocurren los crímenes de su historia si bien no descarta, "que los próximos tengan como escenario Langreo".

Enamorado del fútbol, seguidor del UP Langreo y esportinguista acérrimo, Díaz se encargó de "meter" en su novela al jugador del Langreo Pablo Acebal , al que hace aparecer en Gijón, unido al equipo de investigación. "El personaje de Pablo existe desde un principio y cuando tracé las líneas maestras de la historia pensé en él para que entrase en la investigación pero sin ser policía", aseveró. Acebal está en el libro "con nombres y apellidos, tal y como es en la realidad y de momento no ha protestado mucho, así que creo que la novela le debe estar gustando" aseguró divertido Díaz para finalizar.