El tejido empresarial asturiano afronta con mucho recelo el nuevo proceso de reconversión al que parecen abocados los valles mineros. La Cámara de Comercio de Oviedo defendió ayer con vehemencia el futuro de las minas y de las térmicas de carbón. Lo hizo con un discurso nítido y en total concordancia con los planteamientos que se defienden desde el territorio. El nuevo presidente de la entidad, Carlos Paniceres, afirmó que la descarbonización plantea "demasiadas incertidumbres". Pidió al Gobierno central una "sensibilidad especial" con las Cuencas : "Estas zona no pueden permitirse una nueva reconversión. Los impactos económicos no están medidos. Es un problema muy serio".

Paniceres mantuvo ayer una reunión con el alcalde de Mieres, Aníbal Vázquez. El contundente posicionamiento de la Cámara de Comercio dejó plenamente satisfecho al regidor. Nunca antes este altavoz del tejido empresarial se había mostrado tan protector con el sector minero. "El Estado debe reflexionar sobre el futuro del carbón. Resulta muy sencillo ser ecologistas desde un despacho de la calle Uría o de la Castellana, pero la gente necesita trabajo y hay buscar un equilibrio. No podemos ser los campeones del ecologismo", remarcó Paniceres.

La Cámara de Comercio defiende la continuidad tanto de las centrales térmicas como de las explotaciones de carbón aún activas. Sobre las primeras, Paniceres sostiene que su futuro es vital para el tejido empresarial: "Existe mucha preocupación sobre los costes que alcanzará la energía. Hay muchas cosas que se deben explicar. Cerrar un térmica no afecta sólo a los puestos de trabajo directos, sino también al transporte, por ejemplo, sin olvidar el gran impacto que este tipo de medidas tendría sobre la actividad en el puerto de El Musel". Sobre el carbón autóctono, remarcó la necesidad de que España cuente con "su propia reserva estratégica".