La niña fallecida el pasado miércoles en el balneario de Ledesma ya podrá descansar en Asturias. La investigación ha concluido que la muerte de la menor, de doce años de edad, se produjo por causas naturales. Nada más recibir la autorización, la familia se puso en camino hacia el tanatorio de Los Arenales, en Oviedo, donde se instalará la capilla ardiente.

La pequeña pasaba unas vacaciones junto a su abuela en el balneario de Ledesma, propiedad del Montepío de la Minería. El miércoles por la mañana, al levantarse de la cama, la niña no respondía. Su abuela se comunicó con la recepción del balneario para pedir ayuda urgente. De inmediato, el médico del equipamiento se plantó en la habitación y la atendió en primera instancia mientras llegaban los servicios sanitarios de Salamanca. Trataron de reanimarla, pero no pudieron hacer nada por salvarle la vida.

La pequeña era natural de Riosa, y su familia muy conocida en el concejo. Aunque ahora residía en Oviedo, mantenía vínculos muy estrechos con el concejo riosano, donde son muy apreciados y la noticia del fallecimiento de la pequeña caía como un jarro de agua fría. La niña estudiaba en el colegio de educación especial de Latores, y padecía un 77% de discapacidad. Entre sus patologías, figuraba un problema de corazón, del que además había sido operada hacía tan solo unos meses.

El Montepío había concedido una beca a la joven para que pasase las vacaciones junto a su abuela en Ledesma. Durante días disfrutó de las piscinas y del ambiente del balneario, aunque no realizaba ningún tratamiento termal.

El suceso produjo una enorme consternación en todo el Balneario, donde se suspendieron las actividades en señal de luto. El Montepío brindó además apoyo psicológico a la familia de la pequeña fallecida.