La Asociación Allerana de Pescadores "El Maravayu" ha repoblado los cauces del concejo y el río de Turón (Mieres) con 511.000 alevines de trucha. Se trata de una iniciativa que lleva ya años en marcha, pero que en esta edición han abordado con los ánimos bajos: los pescadores denuncian la falta de controles en la población de cormoranes y "la escasa ayuda económica" de la Administración regional. Factores que influyen en una merma de la población de trucha y que impiden "captar" jóvenes pescadores en el municipio.

La temporada fue muy dura para los pescadores de "El Maravayu". El desove de los reproductores estabulados en Molín Peón, el laboratorio de la entidad, tuvo lugar entre diciembre y enero. Estuvo marcado "por el mal tiempo y las fuertes riadas, unidas a la baja temperatura del agua", explicó José Luis Augusto, secretario de "El Maravayu". Esta situación implicó que la eclosión de los huevos llevara más tiempo de lo habitual.

Luego llegó la nieve. "Cuando ya teníamos los alevines nacidos, las fuertes nevadas en la zona impidieron el acceso a Molín Peón en vehículo todoterreno", señaló. Durante doce días, los pescadores tuvieron que subir andando al centro de alevinaje para no descuidar el trabajo diario.

Esa dedicación dio resultados. Del centro de alevinaje salieron los 511.000 alevines que se han repartido entre los cauces del concejo y el río de Turón. Son más de medio millón de alevines de trucha común, de entre 4 y 5 centímetros, destinados a su adaptación y crecimiento en los ríos. Permanecen en las balsas de Molín Peón otros 5.000 alevines para su marcaje y posterior suelta, con el objetivo de muestrearlos durante ocho o diez meses, en un proyecto que lleva cuatro años desarrollándose en Aller. "A quienes siguen diciendo que las repoblaciones son negativas, y que sólo se sueltan peces enfermos, nosotros les decimos que a todos los alevines soltados en nuestros ríos se les realiza un control en el laboratorio ictiopatología del SERIDA (Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario de Asturias), además de controles de virología, parasitología y bacteriología", destacó Augusto.

Críticas que sobrellevan y que se suman a "la falta de un cambio generacional". Según la entidad, "se ve poca gente joven en las orillas de nuestros ríos". Y la principal razón es, a su juicio, "el descenso importante de truchas en los cauces". Un decrecimiento confirmado desde el Principado y que deja un balance aún menos esperanzador: si bien el número de peces es menor, el descenso es más acusado en las truchas mayores de 20 centímetros.

Los pescadores señalan a los cormoranes como principales culpables. "Están instalados en las orillas de nuestros ríos desde el mes de octubre hasta abril. En enero y febrero se produce el desove natural de las truchas, pero el acoso de los cormoranes no permite que llegue a buen fin". A esto se suma "la escasa ayuda económica" de la administración regional para las asociaciones de pescadores: "Hacemos el trabajo que ellos deberían hacer y vemos que no es valorado", apuntan. Tanto es así que los alevines que salen de Molín Peón tienen un precio, estimado desde el Principado, "demasiado bajo". Alertan de que el desánimo "es generalizado y va a más", por lo que reclaman "un cambio de actitud desde la Administración regional" para seguir trabajando.