Si hay algo que odian los mierenses es tener que fingir sorpresa cuando un foráneo nos suelta las manidas preguntas "¿Yes de Mieres? ¿Tienes perru? ¿Tien correa...?". Pero por mucho que se aborrezca esta retahíla, tiene sentido que lo pregunten, porque, además de bares, si algo hay en Mieres, son perros. Y tener tantos implica invertir en espacios adecuados para ellos, como parques caninos. En Mieres, hay por el momento dos y sus usuarios han querido demandar mejoras con motivo de la celebración del Día Mundial del Perro, que tendrá lugar el próximo sábado.

Cuando en 2015 el Consistorio decidió convertir los terrenos del antiguo colegio Clarín en un parque canino, la decisión fue muy aplaudida. Sin embargo, tres años más tarde, los usuarios de este espacio afirman que en el parque deberían mejorarse muchas cosas. "Habría que rellenar los hoyos, como un perro meta la pata en uno, tenemos un disgusto porque se la puede romper", explica Carla González. Además, canes y dueños soportan los caprichos del clima asturiano a la intemperie. Y cuando las lluvias son especialmente intensas, "se forman unos charcos que meten miedo", apunta resignado Juan José de la Lama. Pero lo peor llega con el periodo estival, porque cuando a "Lorenzo" le da por salir, la falta de sombra es insoportable: "Estábamos pensando en hacer bote entre los que venimos y plantar un par de árboles", ironiza González. "Aquel de allí lo cuidamos nosotros", explica Rojas, señalando un pequeño árbol en el centro de la explanada.

En el caso del parque de Sueros, la falta de fuente para los animales es el mayor reclamo. "Llevamos años pidiendo una fuente al Ayuntamiento, recogimos firmas, y nada". La solución han tenido que buscarla los dueños de los perros: "nos toca a nosotros venir cargando con las garrafas de agua".

Al final, como explica Mario Luis Muñoz, "abonado" del parque para perros, "somos los usuarios los que nos preocupamos por los parques, pero la responsabilidad es del Ayuntamiento".