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SASI PARDEIRO | Presidente del Langreo Motor Club, organizador de la Subida a Santo Emiliano

"Valnalón es la cuna reindustrializadora y los empresarios son jóvenes con ideas"

"Nunca más fondos mineros: sirvieron para enriquecerse cuatro" - "En la comarca funciona el modelo del vengo, trabajo y marcho"

Sasi Pardeiro, en las instalaciones de Cisvial. FERNANDO GEIJO

L. FERNÁNDEZ

Valnalón representa la cuna de la reindustrialización de Langreo y la comarca. Así lo asegura Sasi (Gervasio) Pardeiro cuando las Cuencas afrontan el final del sector del carbón tras años y años de desmantelamiento. El presidente de la escudería que ha convertido Santo Emiliano en una prueba de referencia, prefiere ver la botella medio llena y dice que los empresarios locales son gente joven, muy bien preparados y con ideas.

Más de medio siglo ha pasado desde que, en 1967, Sasi Pardeiro llegó a Langreo desde su Mondoñedo natal. Con 17 años se hizo cargo de una tienda de máquinas de coser Singer en Sama, donde en 1970 abrió con su hermano el primero de los tres de establecimientos "Asturgal" de electrodomésticos que llegaron a regentar. Hasta su jubilación (2001) simultaneó el trabajo con la organización de la Subida: "En la tienda de Dorado 16 teníamos la sede del Langreo Motor Club, la escudería que fundamos en 1986 y, desde ese teléfono atendía las cosas de la carrera".

- ¿Algún proyecto que hubiera querido hacer realidad?

-Levantar un hotel digno en el concejo, pero no tenía medios. Los viajantes de marcas nos preguntaban dónde dormir y tenían que ir a Oviedo. Cuando Cadenas abrió el Langrehotel lo aplaudí. Fue una buena iniciativa.

- ¿Cómo se gestiona llevar Santo Emiliano a lo más alto?

-Estas cosas se hacen mejor por afición e ilusión que por dinero. De coordinar la prueba nos ocupamos los doce de la directiva de la escudería: ninguno cobra, bastante tenemos con pagar gastos. Para la Subida somos cerca de doscientos, la inmensa mayoría voluntarios. El cronometraje corre a cargo de una empresa, como la vigilancia y la imprenta.

- De dónde son las empresas.

-La del cronometraje lo lleva desde Canarias. Las fotocélulas de los relojes están en Santo Emiliano y la central de tiempos en Tenerife. Nada más cruzar el coche por meta, el tiempo ya está en todo el mundo a través de la red; también damos el registro en la mitad del circuito. Fuimos los primeros con tiempos online en España. Con esta tecnología no hay error ni es posible el chanchullo. El modelo lo trajimos hace 10 años de Chequia y comenzamos a hacerlo con la asturiana Fotomotor.

- ¿Cómo empezó Tenerife?

-Mirando los tiempos online de una prueba en las islas descubrimos que salían perfectos. Al asturiano que lo estuvo llevando le pagábamos casi 6.000 euros y al frente de Motor Canario, Juan José lo hace por 3.000 desde Tenerife. Santo Emiliano fue su primera prueba en la península, ahora lleva el campeonato de España. Los seis cronometradores voluntarios nos cuestan 300 euros.

- ¿El impacto económico de la prueba?

-Santo Emiliano ya dejaba hace diez años en Langreo 300.000 euros. La gerente de Valnalón, Marta Pérez, me aconseja que encargue otro informe, porque probablemente el impacto económico se haya multiplicado. En esta edición, los hoteles de la zona se llenaron de viernes a domingo. Aquí tenemos más complejo que otra cosa. Doce años consecutivos fuimos la mejor prueba de automovilismo de montaña.

- ¿De dónde sale el dinero?

-El Ayuntamiento, siempre nos ayudó y nos sigue ayudando mucho; también los patrocinadores y el comercio local. Cuando llegó a la concejalía, José Alberto Caveda, me confesó que pensó recortar la subvención pero, al comprobar el impacto de la Subida, decidió aumentarla. Sólo así podemos competir con ciudades como Alicante y, en Asturias, con El Fito; vamos a hacer 35 años.

- El Langreo Motor Festival da vida al circuíto de Cisvial.

-El festival está afianzado. Lo hacemos en febrero desde que en 2014 cogimos las instalaciones. La gente quiere poner los coches a punto, pero eso cuesta porque se precisa un seguro y los pilotos vienen invitados. La ventaja es que podemos cobrar entrada. En su día se gastaron en Cisvial once millones, pero hace cuatro años, entró en concurso de acreedores y cerró. Para evitar que lo arrasaran, firmamos un convenio de mantenimiento. En 2017, uno de los socios (Itvasa, dueña de la ITV) se quedó con todo y nos hizo un contrato con renta mensual. Hoy las pistas están en activo y ellos lo tienen en venta.

-¿Hay reindustrialización tras el desmantelamiento?

-Creo que sí. Vas a los empresarios locales a pedirles para la Subida y es gente joven, una generación muy bien preparada y con ideas. Ahí está Jesús Bango, emprendedor excepcional. Ha creado un coche con homologación FIA (Federación Internacional). Pilotado por Javi Villa, en el Campeonato de Europa gana a los de las grandes marcas y cuesta mucho menos.

-¿Más emprendedores?

-Los hermanos Mariscal que montaron el complejo de grandes carpas en Riaño II. Empezaron en el solar de los ancianos en Sama. Uno de ellos, Ramón, recientemente fallecido con 47 años, en su día me preguntó si podía poner una carpa en el ferial de Santiago. El éxito en las fiestas les empujó a fabricarlas. Ahora, el grupo las alquila por España. En San Martín, una empresa hace hélices de aerogeneradores.

- ¿Dónde arranca el cambio?

-Valnalón ha sido el gran acierto. Cuando nadie daba un duro por ello, el alcalde Francisco Zapico (PSOE) impulsó el proyecto. En uno de sus edificios, una compañía produce programas de ordenadores para todo el mundo. Los instalan desde aquí a través de la red. Valnalón representa la cuna de la reindustrialización de Langreo. En sus empresas trabajan más empleados que en el resto de polígonos.

- Pero se necesitan más proyectos de futuro.

-En pleno debate sobre el fin del sector del carbón se habla de diversificar, pero no acabamos de ponernos a ello. Ante la pretensión de cerrar la térmica de Lada, oí a un político local hablar de poner una fábrica de baterías. Si los coches van a ser eléctricos tiene que ser muy rentable. Para acelerar la reactivación se necesita industria orientada al consumo por desgaste. Lo de la construcción está bien, pero si compras un piso no compras otro en 25 años.

- ¿Se ha salido del agujero?

-Aunque se vean bajos cerrados, creo que sí. El problema es que mucha de la gente que trabaja en esta comarca se va al finalizar su jornada. Y eso no sólo sucede en los polígonos: el hospital tiene cientos de empleados, de los que el 70 por ciento vive fuera, en su mayoría médicos y enfermeras. Aquí funciona el modelo del vengo, trabajo y marcho.

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