Baltasar Cue Fernández retrató con sencilla franqueza el Llanes de finales del siglo XIX y principios del XX. El cosmopolita fotógrafo supo captar en el rostro, en la mirada de sus vecinos, la existencia de historias singulares alejadas del éxito y del dinero. El escultor mierense José Antonio García, "Llonguera", ha dado ahora forma a los íntimos instantes que inmortalizó la cámara de Baltasar Cue, empezando por la figura del propio artista.

Lo ha hecho para dar contenido a la exposición sobre el fotógrafo que podrá visitarse este mes de agosto en Llanes, coincidiendo con el centenario de su muerte. "Baltasar Cue fue en muchos sentidos un pionero. Los ricos le contrataban, pero él se dedicó a captar el espíritu de los pobres. Su cámara tenía carencia hacia la gente interesante", apunta García.

La Casa de Cultura de Llanes, que dirige el periodista Higinio del Río Pérez, colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, está conmemorando con un completo programa de actos el centenario del fallecimiento del fotógrafo Baltasar Cue Fernández (1856- 1918). El reconocimiento desembocará en una exposición que recreará el estudio en el que trabajaba el singular fotógrafo. Llonguera se ha encargado de diseñar en madera no sólo al pionero retratista, sino también a varios de sus modelos más reconocidos. Lo ha hecho trabajando con paciencia la madera.

El resultado de momento está custodiado en el taller que el artista mierense tiene en Requejo, pero pronto viajará rumbo a Llanes. El autor ha empatizado con Cue Fernández en el proceso de engendrar lo mejor encuadrada posible su silueta: "Con sus fotografías llegó hasta donde muy pocos han logrado llegar. Consiguió leer en el alma de las personas que retrataba", asegura el escultor.

Baltasar Cue Fernández emigró a Cuba siendo aún muy joven, desempeñando variados trabajos administrativos en las empresas comerciales de sus dos hermanos. Una vez alcanzó una holgada posición económica, viajó por Europa y aprendió idiomas. En 1882, fijó su residencia en Londres, en cuya capital inició su afición por la fotografía. En 1888, Cue regresó a España y se instaló en Santander, donde realizó prácticas fotográficas antes de volver a Llanes, abriendo entonces su estudio. Su inclinación por fotografiar personajes populares fue considera entonces una rareza que el tiempo ha sabido elogiar.

Llonguera ha recreado en madera a varios de los personajes que inmortalizó la cámara de Cue Fernández. Entre las cuatro recreaciones talladas está la de Don Adolfito, un trovador gallego que cuentan aparecía todas las primaveras por Llanes. "Dicen que tocaba el violín y acabó siendo muy conocido", destaca Llonguera. También estarán en la exposición "Guaxiamín" y Toami "el Colilla", ambos vecinos muy humildes que llamaron la atención del delicado objetivo de Cue Fernández. La recopilación de personajes se cierra con el socarrón gaitero Torna.