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La fauna reconquista el Aramo

Las repoblaciones impulsadas por los cazadores han permitido la recuperación de especies como el rebeco, la perdiz, el faisán y la liebre

Uno de los rebecos que habitan el Aramo. JONATAN PRIETO

Llegar a la zona alta del Aramo en coche desde Oviedo o desde Mieres, por tomar dos referencias, requiere de no más de 45 minutos de viaje. Ese es el tiempo que se tarda, más o menos, en llegar a la cumbre del Angliru, el puerto que el ciclismo ha convertido en el emblema de esta sierra. Casi en paralelo a la popularidad que ha ido adquiriendo la cima entre los aficionados a la bicicleta, todo el entorno de este paisaje protegido ha experimentado en los últimos años un repunte faunístico. A "dos pedaladas" de los grandes núcleos urbanos de la región, basta acercarse con unos prismáticos para contemplar, muchas veces a simple vista, rebecos, corzos, lobos, faisanes, martas, liebres perdices, buitres, jabalíes e incluso osos.

La mayoría de las citadas especies han retornado al Aramo tras décadas de ausencia. Para muchos puede resultar paradójico que los responsables de esta reconquista sea la Sociedad de Cazadores de Morcín: "Hay gente que nos critica sin conocer el trabajo que realizamos desde estos colectivos, pero muchas veces somos los únicos que nos preocupamos de la conservación del monte", apunta Miguel Valles, presidente de la asociación.

El mayor logro dentro del ecosistema del Aramo posiblemente haya sido el incuestionable éxito del programa de reintroducción del rebeco. Y es que durante todo el siglo XX los rebecos estuvieron alejados de esta sierra. Todo indica que una enfermedad contagiosa, tal vez la sarna, erradicó la población a finales del XIX. Pero estos estoicos animales salvajes finalmente han reconquistado unas cumbres hechas a su medida. Han necesitado un poco de ayuda. El plan de repoblación impulsado hace una década por la Sociedad de Cazadores de Morcín ha llenado de nuevo el Aramo de rebecos. El censo que acaba de realizar el Principado en colaboración con la asociación cinegética local eleva el recuento por encima de los trescientos.

El rebeco no es la única especie que ha regresado al Aramo gracias al interés mostrado por los cazadores. "Las repoblaciones han permitido recuperar también faisanes y perdices, aves que habían desaparecido por completo", apunta Miguel Valles. Lo mismo ha sucedido con las liebres, cuya población se ha extendido por todo el cordal. Otros animales han retornado por iniciativa propia. La Fundación Oso Pardo ha verificado la presencia de ejemplares en el Aramo. Ha cotejado, además, que se trata de poblaciones estables y consolidadas que se extienden por toda la sierra. Los cazadores también han validado el avance de los osos hacia la zona centro de la región: "Son ejemplares que pasan temporadas aquí y luego se mueven hacia otras zonas, como Quirós", apuntan.

En el ámbito turístico también hay muchas expectativas puestas en la pesca. Y es que en Morcín esperan poder tirar la caña en los Alfilorios el próximo año. Así lo prevé el alcalde, Mino García, quien ya ha presentado ante el Principado la petición formal para que se autorice esta actividad. El proyecto prevé que se puedan conceder entre ocho y diez cañas a la vez, y el espacio que ocupará el coto tendrá un perímetro de algo más de kilómetro y medio. Se trata de una vieja aspiración local.

Si el rebeco ha colonizado las cumbres, en los pastizales más bajos prolifera el corzo. El lobo ha salido beneficiado del aumento de la fauna local. De hecho, Medio Ambiente se ha visto empujado a realizar periódicamente batidas para controlar la proliferación de las manadas. El lobo es el único de los animales con presencia creciente en el Aramo que genera cierto descontento.

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