Fue un hombre de vida vertiginosa. Tanto, que cuesta condensar en unas líneas la carrera vital de Luis Adaro y Magro (Madrid, 1849). Sirva como resumen, de momento, que fue el principal impulsor de la revolución industrial en Asturias. Un genio al que hizo grande su dedicación a la minería, la siderurgia, los transportes y la economía industrial. Un hombre que resultó inolvidable por su humanidad. "Fue recio, emprendedor y generoso; le importaban sus trabajadores", afirmó Luis Adaro, uno de sus tres bisnietos que ayer acudieron a Langreo.

Participaron en el homenaje del centenario de la escultura de "La Carbonera", una obra -instalada en el parque Dorado de Sama- que homenajea la labor de Luis Adaro y Magro. El Ayuntamiento abordará un proyecto para su conservación, valorado en más de 15.000 euros.

Al pie de esa emblemática escultura se reunieron, al mediodía, los bisnietos de Luis Adaro: Gonzalo, Covadonga y Luis Adaro. Junto a ellos estuvo el escritor Julio José Rodríguez, impulsor del encuentro: "Esta es la estatua que mejor simboliza la riqueza que dio el carbón a Asturias", afirmó.

La idea de erigir el monumento a Luis Adaro la propuso Eladio García Jove, de Laviana, el 23 de julio de 2015. También se impulsó un himno en honor a su figura. La talla está encabezada por el busto de Luis Adaro y Magro, sustentada sobre una estructura que representa portadas y rollizos de entibación.

En la parte baja hay una vagoneta que vuelca carbón sobre el balde de una mujer (que simboliza a Asturias). Fue una obra del escultor Federico Coullaut-Valera, autor del monumento -entre muchos otros- a Pio Baroja (El Retiro, Madrid). Hubo ayer una ofrenda floral, a la que acudieron más de un centenar de personas, que se completó con las actuaciones de la Orquesta Boccherini y el coro Amitié.