Fue un atraco, cuanto menos, sorprendente: un hombre entró en una joyería de Mieres, de la que era cliente, e intimidó a la dependienta con un cuchillo de diez centímetros de hoja. Se llevó 730 euros y pidió a la mujer que anotara su nombre y su dirección. Fue detenido, en su casa, poco después. El misterio de tan "extravagante" suceso ya se ha resuelto: todo fue por amor fraternal. Según el acusado, que ayer fue a juicio en la sala de lo Penal número 1 de Oviedo, sólo quería entrar en la cárcel de Asturias para ver a su cuñado Benito: "Me hacía compañía, le quiero más que a un hermano". Los informes médicos confirman que el hombre padecía trastornos mentales, agravados el día del suceso por no haber tomado medicación durante seis meses.

El suceso se produjo el 4 de diciembre de 2017, en un establecimiento de compraventa de la calle Carreño Miranda de Mieres. En su declaración, el acusado afirmó que "no se le pasó por la cabeza" la posibilidad de ir de visita a la cárcel de Asturias. Tanto la dependienta como los dos agentes de la Policía Nacional que declararon en el juicio confirmaron su versión de los hechos: dio sus datos personales (nombre completo y dirección postal) para que los agentes fueran a detenerlo a casa.

A la causa se han adjuntado informes médicos. Apuntan a que el acusado padece "un trastorno mixto de la personalidad, trastorno de ansiedad generalizada y déficit intelectual leve". El día del atraco presentaba, añaden los expertos en los documentos que se han presentado en el juzgado, "una descompensación psicopatológica y mantenía disminuidas las capacidades cognitivas y volutivas".

La Fiscalía del Principado de Asturias mantuvo, durante la vista oral del juicio, la petición inicial de cuatro años y tres meses de prisión. Pero pidió al juez encargado del caso que, si se aprecia la atenuante de alteración psíquica como "muy cualificada", la pena que se imponga al acusado en ningún caso baje del mínimo para un caso como este. La condena mínima para un atraco de estas características es de tres años y medio.

La defensa

No hubo "ánimo de lucro" en el robo de la joyería, afirmó el abogado defensor durante la vista oral. De hecho, los agentes de la Policía Nacional encontraron 540 euros "desparramados por la mesa de la cocina" durante la detención del acusado. El resto del dinero sustraído en el atraco se ha ingresado ya en la cuenta del juzgado. Una medida, según el abogado, dirigida a "la reparación de daño". Nadie ha podido ocultar su sorpresa ante este suceso tan inédito. Ni vecinos, ni comerciantes, ni el propio letrado. Durante el juicio, definió el caso como "el robo más extravagante de la historia".