El lobo que durante semanas campó a sus anchas por la localidad allerana de Pelúgano y mató a más de medio centenar de cabezas de ganado parece que ha vuelto a hacer de las suyas. En este caso, en el pueblo de Levinco, donde se ha cobrado la vida de otras dos ovejas, dejando a un ganadero local prácticamente sin rebaño. Lo cierto es que el sector está que trina, ya que sospechan que es un solo animal es que está provocando toda esa carnicería. Por ello, reclaman al Principado medidas, entre ellas, la organización de una batida para dar caza al cánido. Algunos ganaderos, como es el caso de Diego Vázquez, han optado por llevar mastines a sus fincas. De momento, esta medida ha funcionado, pero siempre con un coste extra para el ganadero, que tiene que alimentar y cuidar a los perros.

En el caso de Vázquez, el lobo había matado casi una veintena de ovejas en su finca. Primero llevó un mastín, pero como su finca era muy grande, sumo otros tres. Desde entonces, el cánido no ha vuelto a atacar a su ganado. "Es un sistema que funciona", señala. Y es que ni siquiera una valla de más de metro y medio que había colocado le había servido para salvar a su ganado del lobo que asola al Alto Aller y que la saltaba como un atleta.

Las últimas ovejas que se llevó por delante el cánido eran propiedad de Jesús Fernández Tejón, un minero jubilado, que tenía un pequeño rebaño que hoy casi no existe. El ganadero afirma que este último ataque es la gota que colma el vaso y le obliga a renunciar a su actividad al ver que la administración "se olvida de los compromisos adquiridos en la pasada campaña electoral cuando prometían tomar medidas con los lobos y satisfacer los daños que generaran en quince días".

El exminero, visiblemente enfadado, señala que "es una vergüenza lo que está pasando y nadie toma ninguna medida correctora". A su juicio, "quieren acabar con los pueblos rurales y que nadie puede tener una pequeña cabaña ganadera".