El furtivismo "sigue siendo una lacra" y son necesarios más recursos para luchar contra la caza ilegal en los montes de Asturias, advirtió ayer la Coordinadora Ecoloxista d'Asturies. La entidad conservacionista ha hecho estas declaraciones tras conocer el último caso detectado en Mieres: agentes del Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza) de la Guardia Civil, en colaboración con la Sociedad de Cazadores de Mieres, denunciaron a un vecino del concejo por la colocación de lazos y la muerte de dos perros que se encontraron en los dispositivos.

"Desafortunadamente, y aunque cada vez tiene menos aceptación social, el furtivismo sigue siendo una práctica relativamente extendida", lamentó Fructuoso Pontigo, portavoz de la Coordinadora. Hay casos en toda la región, aunque algunos concejos "tienen una mayor incidencia". Son municipios, destacó, en los que "hay una mayor concentración de personas que se dedican a la ganadería como segunda actividad". Entre otros, nombra "Lena, Teverga y Quirós". En la mayoría de los casos, el furtivismo "busca la recompensa de la caza ilegal, como pieles o carne". Pero, se dan otras situaciones en las que "los cazadores ilegales alegan que es una defensa de lo suyo, una forma de compensación por los daños que causa la fauna salvaje".

"Pillarlos in fraganti", aseguró Pontigo, no es tarea fácil. "Tienen un 'modus operandi' muy estudiado, así que campan a sus anchas", añadió. Una de las fórmulas para no ser vistos cometiendo el delito, es "esconder las armas por el monte y llevar al animal muerto. Si alguien los ve, pueden decir que lo han encontrado ya así". Además, "conocen las horas de vigilancia y de oficina de los guardas de su zona".

Aprender los turnos, según el conservacionista, es "demasiado fácil". Pontigo criticó que "no se destinan suficientes medios para la vigilancia y el control de los montes de cara a erradicar la caza furtiva". "Actualmente hay sólo cuarenta y ocho patrullas del Seprona para toda Asturias y muy pocos guardas", añadió el portavoz de la Coordinadora Ecoloxista. Hablan las cifras: sólo una patrulla del Seprona vigila los montes de las comarcas mineras. Y sólo hay dos guardas, de forma estable, en los diez concejos de las cuencas del Nalón y el Caudal.