Susto en la antigua carretera entre Mieres y Oviedo (N-630). Una roca de más de setenta kilos se desprendió ayer sobre la calzada, poco después del mediodía, a la salida de uno de los túneles del concejo de Morcín. Afortunadamente no hubo que lamentar daños personales ni materiales, aunque los conductores que se vieron sorprendidos por el desprendimiento tuvieron que sortearla. Uno de ellos la apartó de la calzada. "Tienen que hacer algo para terminar con los desprendimientos, antes de que tengamos que lamentar una desgracia", clamaron los afectados.

La carretera es fuente continua de polémica. El trazado discurre bajo un talud muy escarpado, que sufre desprendimientos muy a menudo. La situación se agrava en invierno y en épocas de abundantes precipitaciones, como han sido los últimos meses. El gobierno de Morcín (IU) ha reclamado al Ministerio de Fomento, en varias ocasiones, que proteja la calzada para evitar un mal mayor. La vía es muy transitada por cicloturistas, ya que es el principal acceso por carretera al concejo de Riosa (donde se ubica el puerto de L'Angliru).

Fomento atendió las reclamaciones, pero sólo en parte. Hace unas semanas, los operarios trabajaron en la carretera para reforzar la protección de la ladera. Pero lo hicieron en otro punto: a la salida de los túneles, ya en el concejo de Mieres. Durante varios días, los operarios reforzaron una malla metálica para evitar un gran desprendimiento y la formación de un "argayón" como el que aisló al concejo de Caso.

No han sido las únicas obras de este verano. Desde el Ministerio de Fomento, también trabajaron en las orillas de la calzada para desbrozar la maleza y mejorar las cunetas. "No es suficiente, la vía sigue siendo muy peligrosa", señalaron los conductores que ayer se vieron sorprendidos por la roca. Eso sí, la reparación de los daños fue rápida y no obligó a cortar el carril de la carretera ni a regular el tráfico: sólo media hora después de lo ocurrido, la roca ya había desaparecido del arcén de la carretera.