Un grupo de investigación de la Escuela Politécnica de Mieres ha logrado establecer un sistema que determina cuáles son los lugares más beneficiosos para implantar sistemas de drenaje, como bien pueden ser los sistemas de alcantarillado, basándose en datos geospaciales. El estudio, que ha visto la luz en la revista "International Journal of Environmental Research and Public Health", ha sido realizado por Cristina Allende, Luis Sañudo y Beatriz Méndez, de la Universidad de Oviedo; con la colaboración de Susanne Charlesworth, de la Universidad de Coventry (Reino Unido).

La investigación facilita la mejora de la metodología del diseño y evaluación de los sistemas de drenaje convencional en las zonas urbanas. También se podrán señalar con precisión aquellos lugares donde resultaría más beneficioso implantar sistemas de drenaje sostenible (SuDS), esto es, ofrecer soluciones basadas en la naturaleza, como la implantación de zonas verdes en las medianas de las carreteras. Estos sistemas sostenibles puede gestionar el agua de lluvia, evitando inundaciones como las ocurridas en los meses pasados en Mieres, Langreo, Oviedo o Gijón; así como para tratar los contaminantes y mejorar las condiciones de vida de los vecinos.

El equipo investigador ha recurrido a la geomática con el fin de recoger y procesar los datos geoespaciales, y establecer un método que ofrece una precisión y una automatización significativamente superior a los que se utilizaban hasta ahora. Así, el avance permite obtener unas soluciones más adecuadas a cada entorno, a cada situación y a cada simulación. Además, la investigación es una evidencia del impacto de la geomática en la ingeniería civil y de caminos, así como de la positiva interacción entre estas ingenierías en la Escuela Politécnica de Mieres, donde se puede estudiar tanto Geomática como Ingeniería Civil y el máster de Ingeniería de Caminos.

La utilización de las herramientas de análisis espacial disponibles en los Sistemas de Información Geográfica (SIG) "permite procesar muchos de los datos de entrada necesarios para generar modelos dinámicos de gestión del agua". Para el diseño de sistemas de drenaje sostenible se utiliza software específico que simula el volumen de agua superficial a partir de unos datos de lluvia reales y de las características topográficas e hidrológicas de la zona. Estas características se obtienen aplicando distintas metodologías, como son los modelos digitales del terreno, obtenidos a partir de tecnologías de escaneado tridimensional; la clasificación de los tipos y usos del suelo mediante técnicas de análisis de imágenes de gran resolución; o la generación de cartografía de gran precisión espacial, a partir de la toma de datos topográficos.

Cristina Allende Prieto explicó que "algunos de los problemas más graves a los que dan respuesta los SuDS son la saturación de las redes de drenaje y saneamiento en periodos de lluvia intensa y los vertidos de los sistemas unitarios, además del gasto energético que supone sobrecargar las estaciones de depuración".

Las soluciones que ofrece esta investigación incluyen, además, sistemas para aprovechar el agua de lluvia para riego o limpieza de calles, entre otros usos, suponiendo un importante ahorro en el consumo de agua potable de una ciudad. También ofrece soluciones para la reducción de los contaminantes presentes en la escorrentía superficial urbana, los cuales arrastran todo tipo de sustancias nocivas, como metales pesados, hidrocarburos, aceites, basura, elementos orgánicos, etcétera. Para Allende, "un correcto tratamiento de estas aguas antes de su vertido al medio natural garantiza una mayor sostenibilidad desde un punto de vista medioambiental; siguiendo por ese aspecto, estos sistemas aportan una mejora de la biodiversidad del área donde se implantan y producen un impacto probado muy positivo".

Existen multitud de ejemplos de las ventajas que suponen este tipo de sistemas en ciudades de todo el mundo, como Los Ángeles, Chicago y Philadelphia, en Estados Unidos; Amsterdam, Londres, Edimburgo y Lyon, en Europa; Bogotá en Sudamérica; y Melbourne en Oceanía. En España ha comenzado a haber ejemplos en ciudades como Madrid, Barcelona y Valencia, fundamentalmente. Además, Gijón ya fue fruto de pasadas experiencias con investigaciones realizadas sobre firmes permeables en aparcamientos experimentales.