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Una tesis ve viable la producción de biomasa a través de cultivos energéticos en Asturias

El trabajo se desarrolló experimentalmente con plantaciones en las escombreras de Hunosa, permitiendo la revalorización de los terrenos

María Castaño, durante la lectura de su tesis. JUAN PLAZA

La producción de biomasa a partir de cultivos energéticos en terrenos degradados es viable en Asturias. Esta es la conclusión de la tesis que presentó la ya doctora en Ingeniería Forestal María Castaño, de la Escuela Politécnica de Mieres. Su trabajo parte de la estrategia europea que plantea que el 20 por ciento de la energía consumida en los países miembros en el año 2020 sea procedente de fuentes renovables. Para alcanzar estos objetivos, "la biomasa se plantea como una opción prometedora, generando a su vez un creciente interés por los cultivos energéticos que puedan generar la biomasa necesaria". A todo esto, como explicó, "hay que sumar la existencia de estudios que informan de que la instalación de cultivos energéticos proporciona alternativas al abandono de cultivos agrícolas tradicionales o, incluso, la recuperación de terrenos marginales".

María Castaño se basó en este último tipo de terreno, dado que Asturias es una región vinculada a la minería del carbón desde hace décadas y "estas industrias han generado una gran cantidad de terrenos baldíos, sin aprovechamiento". Junto a esto se encuentra la postura del Grupo Hunosa, que dentro de su plan de desarrollo empresarial está apostando por dar rentabilidad y revalorizar sus terrenos, estudiando el potencial que tienen para la producción de biomasa forestal. Una iniciativa con la que colaboró la Escuela Politécnica de Mieres y donde también estaba vinculada la propia María Castaño. De hecho, se trabajó en dos escombreras, Mozquita y El Cantil, donde se probó la eficacia de estos cultivos energéticos.

"La investigación en la que se centra la tesis dio comienzo en 2008 con la instalación de cultivos energéticos de rotación corta", utilizando abedul, chopo y sauce, que es el material vegetal que se utilizaba en Europa para este tipo de plantación. La finalidad era profundizar en el conocimiento de los aspectos culturales, de cultivo y producción de biomasa. Los ensayos experimentales tras el primer turno de rotación "permitieron determinar las especies que mejor se adaptaron a esas condiciones, además de identificar los tratamientos de cultivo más idóneos para conseguir la mayor rentabilidad en la plantación", señaló Castaño. Como resultado, "se comprobó que ciertos clones híbrido de chopo fueron los que mejor se adaptaron". Y no sólo eso, "cuando pasaron varios años de cultivo, "vimos que se produjo una mejora del suelo notable en la zona de estudio".

Más tarde, siguió Castaño, se realizaron otras acciones, como ecuaciones de biomasa "con el objetivo de ayudar en la toma de decisiones para determinar, por ejemplo, el momento idóneo de la cosecha". Asimismo, "se evaluó un procedimiento innovador que permite estimar las variables de interés en el manejo del cultivo, como la altura, el diámetro o la producción de biomasa de los árboles, que permitió desarrollar modelos para mejorar y optimizar la toma de decisiones en el seguimiento del cultivo".

La última parte fue realizar un análisis preliminar a escala regional de las zonas potencialmente aptas para establecer un cultivo energético con chopo en Asturias, teniendo en cuenta exclusivamente los criterios ecológicos de la especie. De este modo, se concluyó que "la instalación de este tipo de cultivos en terrenos degradados de Asturias es una opción viable". De este modo, "se podría garantizar el suministro de biomasa y revalorizar socioeconómicamente zonas que actualmente se encuentran en declive". La tesis fue desarrollada junto al grupo de investigación GIS-Forest de la Politécnica, al que pertenece Castaño.

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