Los representantes de Iberdrola no tiene concretado a qué se dedicarán los terrenos que actualmente ocupa la térmica de Lada, si finalmente fructifica el plan de la compañía de clausurar la actividad. Los responsables de la firma vasca expusieron el pasado mes de mayor que "el uso futuro de los terrenos de la central de Lada, en caso de su cierre, no está aún definido y será el que mejor se adapte a la zona. Una vez determinado dicho uso, Iberdrola se adaptará a la legislación y cumplirá estrictamente la misma, tal y como se recogía en el plan de desmantelamiento presentado al Ministerio de Industria".

Desde Iberdrola también aseguraron que, hasta que la clausura no se produzca, la planta langreana seguirá funcionando con "normalidad", sin recortes en su actividad o en su producción. La compañía puso en marcha a principios de noviembre los trámites administrativos para poder iniciar el desmantelamiento y cierre de la planta térmica de Lada. La firma justificó la decisión por su renovada apuesta para reducir las emisiones contaminantes a la atmósfera, tal y como exige la Unión Europea (UE). En los últimos años la empresa había desembolsado unos 115 millones de euros para reducir las emisiones.

Los cálculos iniciales de la compañía, tras anunciar el cierre, pasaba por resolver en un año los trámites para conseguir el permiso del Gobierno y otros cuatro para desmontar la instalación. Los trabajadores serán recolocados.