Las malas condiciones meteorológicas y el avance de plagas han provocado que la cosecha de miel de los apicultores de la comarca haya alcanzado mínimos históricos este año. La Asociación de Apicultores Valle del Nalón (Apivana) -un colectivo que integra a 235 asociados que poseen 2.600 colmenas- calcula que la producción cayó este ejercicio un 80 por ciento. Uno de los efectos colaterales ha sido la suspensión de la feria de la miel de San Martín del Rey Aurelio, que organiza la entidad. No les han ido mejor las cosas a la Asociación Casina de Apicultores -con 64 productores y 900 colmenas- que también han sufrido "la peor cosecha en años".

Según los responsables de Apivana, las causas de la carencia de miel son variadas. Durante los meses de abril y mayo, se produjo un "inusitado aumento en el número de enjambrazones de las colmenas (la migración de abejas con su reina para formar otra colmena) y también se ha detectado un "avance imparable de la plaga conocida como la avispilla del castaño, que debilita y mata a estos árboles, que son la fuente principal de la miel que se produce en el Valle. La progresión de este parásito amenaza de manera seria el futuro de las abejas, sin que se vislumbre una solución rápida", apuntaron desde Apivana.

Sin embargo, el factor determinante, al igual que ocurrió con la Asociación Casina de Apicultores, fue el mal tiempo. "Las extrañas condiciones que se dieron durante los meses de junio y julio, con altas temperaturas, lluvias constantes y apenas días de sol, hicieron que las principales fuentes de néctar para la producción de miel -el castaño, la zarza, sanjuaninos y demás arboles frutales- tuvieran una floración con una vida muy efímera, lo que impidió que las abejas pudieran recolectar el néctar y producir la miel. Esa combinación de factores, ha reducido la producción a niveles muy bajos, que varían según el apicultor y la zona, oscilando entre un 20% de la producción habitual en los mejores casos o la total ausencia de miel en muchos de ellos".

El problema de fondo es que muchos apicultores se encuentran sin miel, no sólo para su propio consumo, sino en las propias cámaras de cría, "por lo que se verán obligados a alimentar a las abejas con productos especialmente destinados a ellas para que sobrevivan al invierno. Esto implica una serie de costes a sumar a los ya de por si costosos tratamientos que las abejas reciben para combatir parásitos, como la varroa destructor".

Cultivos

Desde Apivana remarcaron que esta situación "pone en peligro la futura evolución de la población de abejas, que juegan un papel determinante en el ciclo de la polinización. Su ausencia tendría consecuencias irreparables para el ecosistema en general y para los diversos cultivos que existen en la región. Según un estudio realizado por Greenpeace, Asturias se sitúa como la comunidad autónoma cuya producción agrícola es más vulnerable a la falta de polarizadores. Se estima que más de un 34% de los cultivos dependen de las abejas (excluido los frutos secos), cifra tres veces superior a la media de España".