"Mi vida en un algoritmo. Una semana en la nube" es un libro que, según sus autores, Carlos Rodríguez Hoyos, Aquilina Fueyo y José Ignacio del Castro, pretende ayudar a quienes observan con preocupación el impacto que tiene en la vida diaria la presencia de las nuevas tecnologías, y se resisten a dejarse arrastrar por el poder de las redes sociales, apps y buscadores. La obra fue presentada, en la Casa de la Buelga de Ciaño, en un acto organizado por el Ayuntamiento de Langreo y la Universidad de Oviedo, en colaboración con la Asociación Cultural Cauce del Nalón y el Club LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas. En el evento estuvieron presentes también el director literario de la obra, Rafael Manrique, y el director de la Casa de la Buelga, Aladino Fernández, que además se encargó de presentar a los autores.

"Soy de Palencia, de una cuenca minera y me siento especialmente emocionado por estar aquí en otro espacio minero tan relevante como el valle del Nalón" destacó Carlos Rodríguez, profesor del departamento de Educación de la Universidad de Oviedo al iniciar su intervención. Rodríguez manifestó, divertido, que "si Hamlet hubiese vivido en estos tiempos de confusión digital, se habría debatido entre el ser o no ser? en internet, ya que ahora se puede hacer casi de todo y el uso de las nuevas tecnologías se ha convertido en una auténtica fiesta. También alertó del peligro de creer que el precio de ese disfrute es cero, ya que, según dijo, "llegamos a pensar que todo es gratuito, pero en realidad pagamos un precio muy alto". "Lo que tomamos de la red no nos sale gratis, detrás de herramientas como Facebook o Twitter hay entidades que se forran, literalmente, con nuestras vidas y nuestros datos".

Aquilina Fueyo, doctora en Pedagogía y también docente en el Departamento de Educación de la Universidad de Oviedo, destacó que las tecnologías han evolucionado muchísimo y aseguró que "hay muchos dispositivos que producen una sensación parecida a la máquinas de vending, pues las redes sociales nos obligan a mostrar lo maravillosa que es nuestra vida". "Parece que hay que forjarse una reputación en la red, porque si no la tienes, no eres nadie y da la sensación que tienes que estar siempre mostrando lo mejor de ti mismo, incluso cuando no hay mucho que mostrar", lamentó. Fuyo también alertó del peligro de las redes, "cuando creemos que nos unen y olvidamos que vemos una información u otra según los algoritmos de turno lo que nos lleva a encapsularnos sin remedio".

"De todos modos, esto no es tan agobiante para la juventud porque han nacido y viven en la red con normalidad", aseguró el profesor de Filosofía Ignacio Castro, que se mostró convencido de que "hay una cierta inversión entre lo público y lo privado y el concepto de privacidad está siendo dinamitado por las redes". "Hemos pasado casi sin transición de esa privacidad en la que vivíamos hace tiempo a vivir casi en streaming", añadió.

Castro también se refirió al escándalo del mercadeo de datos en Facebook y recalcó que "se pone al usuario a la disyuntiva de aceptar las cookies para seguir navegando, pero es algo meramente gestual porque si no se aceptan no se pueden añadir contenidos, así que seguimos sometidos a intereses básicamente comerciales y cedemos nuestra intimidad a la gestión de lo que podríamos denominar el nuevo capitalismo digital".