Decenas de extrabajadores del Pozo Tres Amigos se reunieron ayer en la explanada de la vieja mina para contemplarla como hacía años que no lo hacían. Las labores de limpieza, desbroce y saneamiento del inmueble que alberga la máquina de extracción afrontadas por los antiguos mineros han cambiado por completo la apariencia de la explotación mierense, clausurada en el año 2000. A los extrabajadores les hubiera gustado ir aún más lejos. De hecho, han solicitado a Hunosa autorización para rehabilitar la citada máquina de extracción. De momento, la compañía les ha denegado el permiso al considerar la propuesta incompatible con las normativas que protegen la instalación.

La asociación de antiguos trabajadores del Pozo Tres Amigos ha realizado un trabajo que casi resultaba imperioso debido al avanzado estado de abandono que presentaba la explotación, con sus equipamientos principales devorados por la maleza. La magnitud de la tarea queda constatada en la recuperación del edificio de la máquina de extracción, que ha sido literalmente rescatado de entre un mar de vegetación que lo había hecho desaparecer. El inmueble ha sido decorado con una gigantesco grafiti y se ha colocado un cuadro de mina, al igual que una placa recordando a todos los trabajadores que han pasado por la explotación. Los extrabajadores también han planteado a Hunosa la posibilidad de rehabilitar la máquina de extracción: "Está muy deteriorada, pero aún es posible salvarla", explica Florentino "Florín" Álvarez, presidente de la asociación de antiguos trabajadores. La intención del colectivo era la de remozar el inmueble y su contenido para, en colaboración con la asociación de vecinos de Rioturbio, asumir una especie de gestión de las visitas. En principio, la iniciativa no se abordará al no dar la hullera pública la autorización necesaria.

"Al final nuestro objetivo es evitar el deterioro de unas instalaciones que nos dieron trabajo y en las que se generó una gran sentimiento de grupo, con unas relaciones casi familiares", apuntó "Florín" Álvarez. Muchos extrabajadores se dieron cita ayer en la explotación para contemplar el balance de los trabajadores realizados . El acto sirvió para realzar el legado de esta mina y de quienes arrancaron el carbón de sus entrañas: "En este Pozo lo primero que aprendíamos al entrar era la importancia que tenía el compañerismo y la solidaridad. Los más antiguos predicaban con el ejemplo inculcándonoslo a las generaciones que vinimos detrás. Éramos uno de los centros más pequeños de Hunosa, pero aunque pequeños no por ello dejamos de ser una gran familia", destacó Luis Ángel Vázquez Maseda, directivo de la asociación de extrabajadores. La historia de la mina mierense se remonta al final de la Guerra Civil. No sería hasta 1962 cuando el propietario decide modernizar la explotación y sustituir la primitiva máquina de extracción y el viejo castillete por los actuales. Su integración en Hunosa llegó en 1969. En sus orígenes trabajaban unos 1.500 mineros, reduciéndose a aproximadamente 450 cuando fue adquirido por Hunosa.

Los antiguos mineros de Tres Amigos reclaman que compañeros de otras explotaciones sigan su ejemplo: "Creemos que no sería mala idea que el resto de los centros cerrados de esta región hicieran lo mismo, dejando así muestra de nuestra historia en todos los sitios donde la familia minera tubo su ubicación", remarcó Maseda. Y es que el colectivo no entiende que Hunosa ponga obstáculos a que los propios extrabajadores asuman la rehabilitación de minas abandonadas: "Al final la empresa no puede atender todas sus instalaciones y si nosotros estamos dispuestos a cuidarlas no vemos donde radica el problema", subrayó Álvarez. De una opinión parecida es Felipe Burón, presidente de las asociación Santa Bárbara. "Es imposible recuperar todo el legado minero, pero no se debería desaprovechar la disposición que pueden tener los extrabajadores a mantener ciertos enclaves a los que se siente vinculados aunque sea sólo por unos años".