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La otra versión de la fuga de Carchuna

Marie Fernández, hija del teniente Joaquín Fernández, relata en un libro cómo se organizó y se realizó la escapada de presos republicanos del fuerte franquista de Granada

La otra versión de la fuga de Carchuna

Joaquín Fernández Canga fue uno de los cuatro tenientes langreanos del Ejército republicano que, en la noche del 19 de mayo de 1938, lograron evadirse del fuerte franquista de Carchuna (Granada), en el que compartían cautiverio con otros 300 soldados, en su mayor parte asturianos. La idea era huir para alcanzar las líneas republicanas y preparar una operación de rescate a gran escala. Lo lograron y protagonizaron, de esta forma, una de las escasas acciones de comando vividas en la guerra civil española. El relato de aquel episodio y de otros muchos fueron recogidos en numerosas grabaciones por Marie Fernández, hija de Joaquín. Todo ese material ve ahora la luz en forma de libro, bajo el título "Por las huellas de la Guerra Civil": "Mi padre fue el organizador de aquella fuga, Quiero que este libro sirva para contar todo lo que pasó realmente".

Fernández Canga nació en Sama en 1915. Siendo muy joven se afilió PSOE. Su padre Higinio era el presidente de la agrupación socialista local. Trabajó como electricista y en 1934 tomó parte en la revolución de octubre. El estallido de la guerra civil sorprendió a Fernández Canga preparándose para iniciar una nueva vida. "Mis padres se habían casado, sólo tres semanas antes. Fue uno de los que salió en las famosas columnas, con su hermano Higinio, aquella misma noche del 18 de julio de 1936 para prestar socorro a Madrid. Pero tuvieron que regresar, ya que Aranda se había sublevado", expone Marie Fernández. En ese retorno fue donde su padre conoció a Luis Bárzana, que dos años después jugaría un papel clave en la liberación del fuerte de Carchuna, próximo a la localidad de Motril.

Tras combatir casi un año en el frente asturiano, en abril de 1937, Fernández ingresó en la Escuela Militar de Guerra N°6 de Santoña (Cantabria) y obtuvo el nombramiento de oficial en agosto de 1937. Se incorporó a su batallón, pero el frente cayó unos meses después. Fue encarcelado en la Cadellada (Oviedo), y más tardes en diferentes prisiones de León, hasta que se le trasladó a una zona conocida como El Varadero, también próxima a Motril: "Allí conoció al brigada Francisco, que le permitió beneficiarse de algunas ventajas porque se parecía mucho a su propio hijo, alférez provisional, que había fallecido. Más tarde esto le sirvió, en el fuerte de Carchuna, para poder salir y observar el entorno", relata su descendiente.

En la primavera de 1938 salieron dos compañías de El Varadero con destino al fuerte Carchuna para hacer un campo de aviación: "Mi padre cogió pocas veces el pico y la pala, puesto que le mandaron arreglar todo lo que eran piezas y equipos eléctricos. Él, con sus salidas fuera del fuerte, en compañía del brigada Francisco, y también con soldados, pudo observar el entorno. Lo analizó todo. Mi padre tuvo que poner toda la instalación eléctrica de los postes, lo que le permitió también ver cómo estaba todo aquello y, cuando tuvo lugar la evasión, cortar las comunicaciones, porque él sabía muy bien lo que tenía que hacer".

Fernández tomó la decisión de fugarse después de que un sargento del bando franquista le propinara una paliza que "casi le mata". Con la información recabada en sus salidas -explica su hija- se "dio cuenta de que la única posibilidad era ir por el monte y así lo hizo. Fueron horas y horas de caminata, pero al final llegó con sus tres compañeros donde estaban los suyos".

Marie Fernández explica que su padre le contó que la llegada a las líneas republicanas fue un momento muy intenso. "Tuvo que demostrar quién era cuando llegaron al XXIII Cuerpo de Ejército. El hermano de Luis Bárzana, Eduardo había estado en Santoña, donde se conocieron. Y también estaba el ayudante de Luis, Pepe, que era oriundo de Sama y conocía a mi padre. La fuga fue obra de mi padre y la liberación fue pulida por Bárzana, bajo el mando del teniente coronel Galán", esgrime Marie Fernández, que añade: "No eran todos comandos, como dicen algunas fuentes. Entre los que liberaron el fuerte estaban mi padre, sus tres compañeros, el ayudante de Luis y dos soldados de las brigadas internacionales".

Tras Carchuna, Fernández combatió en los frentes de Sierra Nevada y Guadalajara hasta que, al final de la guerra, fue hecho prisionero en Utiel (Valencia). Pasó por varias cárceles, hasta que obtuvo la libertad provisional, sin poder regresar a Asturias. Por mediación de un tío que tenía en Zaragoza, se marchó a Sallent de Gállego (Huesca). "Finalmente, tuvo que tomar la única determinación que le quedaba, huir y pasar clandestinamente la frontera con Francia en agosto de 1949, junto a mi madre, dejando mi hermano mayor, Joaquín, en Asturias, con mis abuelos. No fue nada fácil", explica su hija.

Fernández regresó a España en 1981. "Cuando se jubiló volvió y empezó a grabar sus 'aventuras', destinadas a sus hijos y nietos. Falleció en León en 1988. Desde entonces, conservo todas esas grabaciones, más una cantidad impresionante de notas y diversos documentos", argumenta Marie Fernández, que añade: "Al principio, este libro no era para hacerlo público. Sólo pensaba escribirlo para mi hijo, mis sobrinos y el resto de mi familia. Pero desde hace unos años, el relato de lo ocurrido en Carchuna se ha transformado en hazañas picarescas y, a veces, poco verosímiles, puesto que cada uno aporta su comentario, sin tener la menor prueba. Se ha dicho de todo".

"Este libro es, en fin, para decir la verdad" -esgrime Fernández- "y para narrar lo que pasó realmente. En lo que atañe a la evasión del fuerte, no hay la menor duda, a pesar de lo que se ha escrito anteriormente. Mi padre fue el organizador de la fuga. La mejor prueba está en el folleto del Comisariado y Propaganda del XXIII Cuerpo de Ejército, publicado en 1938, que he reproducido al final de mi libro. Los que se apoderan hoy de la fuga, adueñándose por completo de la historia, cometen el delito de mentir a la Historia de la guerra civil española. Mi padre solía decir que 'cuando se habla con antiguos combatientes, algunos te cuentan unas aventuras, unos disparates? Todos han sido oficiales, han estado en todos los frentes y eso no es posible'".

"Por las huellas de la Guerra Civil" se distribuye a través de una plataforma digital en papel, aunque "quizá más tarde lo convertiré en formato digital, cuando me ponga a traducirlo al francés, que será mi próxima meta. Mi hermano Carlos me animó mucho a escribirlo. El libro relata todo el recorrido de mi padre durante la guerra civil, conforme a las grabaciones y otros manuscritos. Viene muy documentado, con fotos y cartas, una de ellas de Belarmino Tomás. Ha sido un trabajo muy difícil, puesto que he tenido que hacerlo en español, que no es mi idioma. Soy francesa, pero estoy muy orgullosa de tener sangre asturiana".

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