Tiembla "Superman", que llegan unos héroes con marcapáginas. Mieres y Lena, con motivo de la celebración del Día Internacional de la Biblioteca Pública, premiaron ayer a sus "superlectores". Los usuarios con más préstamos al año. Los galardonados en Mieres, diez niños y una adulta, leen una media de 200 libros al año. En Lena, la cifra ronda los sesenta préstamos. Hagan cuentas: cerca de 2.600 obras "devoradas", desde el índice hasta el epílogo.

Los primeros "superlectores" en aparecer, héroes de la biblioteca sin capa, fueron los de Lena. Tres niñas y dos mujeres que recogieron sus diplomas de mano de la alcaldesa, Genma Álvarez. Las mujeres son María Flor García y Elisa Delgado. Ninguna de la Pola: la primera vive en Villallana y la segunda en Jomezana. Las dos lectoras incansables, van todas las semanas a la sala de lecturas. "Las galardonamos por su amor a los libros, constante. Vienen siempre, sea verano o invierno, para llevarse sus lecturas de la semana", aseguró Alberto Fernández, bibliotecario de Pola de Lena. Las tres jóvenes que se pierden entre las páginas son Paula Valdés, Lola Fernández y Alba Suárez.

Los pequeños "superlectores" de Mieres no dejaron ni un hueco libre en la biblioteca, ayer por la tarde. Diez niños y jóvenes de hasta 13 años que llevan el carné de la biblioteca siempre a mano. El más pequeño, José González, tiene un año. Es su mamá la que le lee todas las noches: "Creo que es la mejor forma de que tenga el hábito de mayor", aseguró Rosana González.

En unos años, quizás sea como Irene Vázquez. Acaba de soplar cinco velas y disfruta cada noche de los libros que más le gustan: "Los mejores son los de princesas y los de aventuras", aseguró. Le encanta la colección de cuentos de "Pupi" porque "es muy divertida. La categoría de hasta cinco años se completó con Pablo Hidalgo Estébanez, fiel seguidor de los libros "de misterio" apropiados para su edad (5 años).

Aitana Martín Bernardo, sólo un año mayor, también disfruta de las historias de princesas. Lee una media de cuatro libros a la semana: "Me parece muy divertido, mejor que la tele", aseguró la joven. También a Daniel Veses y Manuel Fernández, sus dos compañeros de categoría (6 y 7 años). Al primero le gusta leer sobre dinosaurios porque "quiero aprender con los libros". Al segundo también le gustan los dinosaurios y los animales.

Son los mayores, los de la categoría de jóvenes, los que más suben la media. Atención al ritmo de lectura de Marina Cernadas Riesgo: "Leo dos libros cada tres días, aproximadamente", aseguró. Tiene trece años y sus obras favoritas son de género romántico con aventuras. No ve su futuro ligado a la literatura, pero sí al arte: "Me gustaría estudiar veterinaria y hacer un máster en artes escénicas".

Atención a Alba Álvarez: cuatro libros a la semana, la mayoría cómics de "Zipi y Zape" y la firme vocación de dedicarse a la docencia en robótica. Eso sí, en sus ratos libres, "escribiré libros para niños". Quizás de indios y vaqueros, como los que le gustan al "superlector" Manuel Fernández Guaza (7 años).

Todos salieron, emocionados, a recoger su regalo. ¿Qué mejor obsequio que un lote de libros? "El objetivo de esta actividad, que se repite cada año, es fomentar la lectura y afianzar el hábito entre los más pequeños", explicó Elena Losa, de la Biblioteca de Mieres. Las salas de lectura de Mieres superan cada año los 30.000 préstamos. En el último balance sobre los más leídos, la lista la lideraba "Patria" de Fernando Aramburu. Seguía "Falcó", de Arturo Pérez-Reverte, y "Todo esto te daré", de Dolores Redondo. Entre los más jóvenes, las aventuras del antihéroe "Greg" triunfan año tras año.

A estos "superlectores" se sumarán hoy, a las 17.30 horas, los usuarios de la biblioteca de Turón con más préstamos durante el año pasado. El acto terminará, como ya ocurrió ayer en la sala de lecturas de Mieres, con un cuentacuentos especial a cargo de la actriz Olga Cuervo. Hubo aplausos para ella, para los "superlectores" y para sus familias. Que no es fácil criar a los "superheroes" que siempre prefieren pasar páginas con la imaginación a enchufarse a un videojuego.