Mientras el Gobierno decide sobre el cierre de la térmica de Lada, Iberdrola parece avanzar en su plan para descapitalizar la planta, tal y como denunciaban ayer desde el SOMA. Así, aseguran que están prejubilando a más personas que las que meten para cubrir las necesidades de la térmica, "con lo que estamos sobrecargados de trabajo, con el riesgo que eso supone". En cuanto a las contratas, "los retenes son casi permanentes y se están programando turnos de doce horas que ya están denunciados en inspección de trabajo".

Desde las contratas también se mostraron ayer preocupados por el cierre de la planta, tal y como explicó Iván Calvo, delegado sindical en Dominium Industry, una de las compañías que trabajan en la planta. "Hemos dedicado muchas horas de nuestras vidas para que esta central se encontrara en perfectas condiciones de mantenimiento para el óptimo abastecimiento energético cuando así fuera necesario", explicó Calvo.

Esto, como aseguró, "ha conllevado una exposición a agentes perjudiciales tales como el carbón volátil, ácidos, aceites tóxicos o cenizas procedentes de la combustión, todo con las jornadas de trabajo, y sin vernos amparados por ello de ningún coeficiente reductor más que merecidos". Por último, quiso pedir tanto a Iberdrola como al Gobierno "que reflexionen sobre el daño que ocasionan a miles de familias con una decisión precipitada como es el cierre de las centrales térmicas de carbón".