El fallecimiento Nicanor López Brugos dejó ayer en Mieres un compartido sentimiento de orfandad. El párroco, más que feligreses, tenía amigos. Su compromiso social le convirtió en una persona tremendamente respetado. Entre los que han sentido con emoción la pérdida se encuentra el presidente del Principado, Javier Fernández, quien afirmó a este diario que la región echará en falta a "un hombre extraordinario, con un compromiso social como he visto en poca gente".

Javier Fernández definió ayer a Nicanor López como una persona marcada por una "humanidad excepcional". A su juicio destacó por ser "luchador y honesto, marcando una época en Mieres". En lo personal, el mandatario autonómico remarcó que el religioso era "un amigo muy querido, una buena persona y para todos los que le conocíamos alguien irrepetible".

El párroco de San Juan generó notables controversias a lo largo de su trayectoria en el seno de la Iglesia, con partidarios y detractores. Pese a todo, siempre fue apreciado por la comunidad religiosa. El Padre Ángel se enteró ayer de su fallecimiento a través de LA NUEVA ESPAÑA, ya que estos días se encuentra en Zimbabue atendiendo compromisos humanitarios a través de Mensajeros de la Paz. Al conocer la noticia no pudo esconder su pesar: "Ha sido un gran sacerdote que supo ejercer de líder cuando fue necesario defender a su pueblo", señaló el religioso mierense. "Destacó por su compromiso y, personalmente, le he querido mucho, ya que siempre ha sido un hombre recto y bueno". El Padre Ángel entiende que Nicanor López siempre trabajó por el bien de toda la sociedad: "Sin duda su labor dejará huella".

Al margen de su especial sensibilidad por los problemas sociales, López Brugos mantuvo un largo e inquebrantable vínculo con el puerto de Pinos, la reserva ganadera que Mieres tiene en León. Acudió durante décadas a la fiesta que se celebra a principios de agosto en este paraje. Así, el año pasado recibió una placa conmemorando sus 55 años de presencia en Pinos: "Estamos muy agradecidos y no sólo por su compromiso con esta fiesta, sino por la ayuda que siempre prestó a los mineros durante los tiempos difíciles", apuntó entonces el alcalde, Aníbal Vázquez. El regidor estaba ayer también afectado por la pérdida: "Hemos perdido a un ser humano excepcional. Su ausencia deja un vacío que no se podrá llenar fácilmente". El dirigente municipal no quiso olvidar ayer la ayuda que el párroco siempre prestó al movimiento obrero, en especial a los mineros: "Permanentemente estuvo cuando hizo falta. Nunca dio la espalda a sus vecinos", remarcó Vázquez.

Nicanor López Brugos siempre mantuvo estrechos lazos con el socialismo. Su amistad con la mayoría de dirigentes locales del partido es conocida. El exvicealcalde de Mieres, Roberto Rodríguez, siempre estuvo muy unido al cura progresista: "Aunque nació en León siempre se consideró un mierense de toda la vida. Lucho todo lo que pudo por las libertades y por facilitar la labor al movimiento obrero". El religioso convirtió en los setenta la casa rectoral de la actual calle Jerónimo Ibrán en una de las guaridas preferidas para las reuniones clandestinas. En las dependencias de la iglesia se imprimían panfletos en favor de la democracia y de los derechos laborales de los trabajadores. "Fue un ejemplo de lo que ser la iglesia; una gran persona", indicó ayer Luis María García, exalcalde del concejo.

Pero en la casa rectoral se promovieron otras actividades alejadas del ámbito político y sindical y que tampoco guardaban relación con lo religioso. López Brugos entendió que los jóvenes necesitaban divertirse y aceptó ser "casero" de "La Cucaracha", un colectivo que contaba entre sus integrantes con el citado Roberto Rodríguez y con el cantante Víctor Manuel. "Esto fue todo cosa del cura, de Nicanor, que es un santo, porque aunque no íbamos mucho a la Iglesia, nos acogió", recordaba el artista recientemente a preguntas de este diario. El cantante también desmintió el mito que situaba sus orígenes musicales en los sótanos de la casa rectoral: "Alguno dice que toqué aquí, pero es mentira, sólo veníamos a ligar", bromeaba.

Nicanor López, pese a su permanente atención a las demandas sociales, nunca desatendió sus obligaciones religiosas. A su llegada a Mieres culminó el proceso de división de parroquias vigente en la actualidad. Ahora bien, para él las creencias de cada persona no impedían que se forjara amistad: "Era una persona de reconocido compromiso social, pero además era respetuoso con las ideas religiosas que tuviera cada uno. Valoraba a la gente por su comportamiento", destaca Balbino Dosantos, exsecretario general del PSOE.