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ELOY ALONSO | Fotoperiodista de Reuters, recibió ayer en Langreo un homenaje de sus compañeros de profesión

"Cualquiera con un móvil de 600 euros ya se cree fotoperiodista, pero no lo es"

"Mis inicios laborales fueron en LA NUEVA ESPAÑA, lugar donde realmente aprendí la profesión; con las nuevas tecnologías ahora toca adaptarse"

Eloy Alonso, ayer, en Langreo, donde recibió el homenaje del Congreso Estatal de Fotografía. FERNANDO RODRÍGUEZ

El fotoperiodista de la agencia Reuters Eloy Alonso recibió ayer un homenaje de sus compañeros dentro del Congreso Estatal de Fotografía que se celebra en Langreo, y da cuenta de los retos de la profesión, así como de sus pasiones, relacionadas sobre todo con la temática social y los sanfermines.

- ¿Qué supone para usted este homenaje de los compañeros de profesión?

-Como todo homenaje en vida, es algo muy emotivo y emocionante, sobre todo porque son los compañeros quienes te reconocen el trabajo y supone una palmada en la espalda para seguir trabajando. Además, demuestra que a la gente le gusta lo que haces. Esos son los mejores premios, no digo que los otros que he recibido sean peores, es diferente. Este te llega más.

- También ha inaugurado una exposición.

-Sí, el lunes se abre además al público y estoy muy contento por cómo ha quedado. Hay incluso hasta un laboratorio en un rincón, y muchas fotografías sobre minería. Ha quedado muy bonita y creo que merece la pena echarle un vistazo.

- Lleva más de treinta años como periodista, ¿cómo fueron sus primeros pasos?

-Empecé en LA NUEVA ESPAÑA haciendo prácticas. Recuerdo que el fallecido Jesús Farpón se había roto un brazo cubriendo la Vuelta y me avisaron de que necesitaban gente. Hablé con el también fallecido Julio Puente y me dijo que si sabía hacer y revelar fotografías, yo le dije que sí y me llevó con Pilar Rubiera para hacer una entrevista. A partir de ahí me metí en este mundo. Fue toda una experiencia, donde realmente aprendí la profesión.

- A pesar de la dureza de la profesión del fotoperiodismo, sobre todo en estos últimos años, ¿merece la pena?

-Claro que lo merece, ya lo decía en la inauguración de la exposición en Langreo, aunque parece que estamos en desgracia. Y las nuevas tecnologías por un lado nos benefician y por el otro nos perjudican, porque cualquiera con un móvil de 600 euros ya se cree fotoperiodista hoy en día, pero no lo es. Además siempre digo que ya no hay profesión segura y en nuestro caso toca adaptarnos. Creo que tiene futuro, pero sí crees en ello, en ejercer ese trabajo.

- Entre sus fotografías destacan las relacionadas con las fosas comunes y los desahucios, ¿le interesa mucho el tema social?

-Como también he tenido la suerte de trabajar en medios nacionales e internacionales, y me tocó cuando empezó la reconversión industrial en Asturias a mediados de los 80, viví muchas cosas, todo estaba en crisis, había muchas movilizaciones, para mí fue una escuela que me sirvió para formarme en ese aspecto.

- ¿Y en cuanto a las fosas?

-Aquí tengo una doble implicación. Por un lado la personal, porque mi abuelo está enterrado en una fosa; y por el otro la profesional. Hace un tiempo conocí a Emilio Silva, fundador de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, que también es periodista y estaba buscando a su abuelo como yo, de ahí mi implicación. Además, me parece un tema social muy importante, el que alguien se ocupe de los perdedores. De eso se trata nuestra profesión, de poner voz a los que no la tienen.

- ¿Qué otras pasiones tiene?

-Pues está relacionada con las fosas, me apasiona el estudio de la Guerra Civil y su vinculación con el fotoperiodismo, de hecho, el fotoperiodismo nace en Asturias. Y también tuvimos a Constantino Suárez, que fue un maestro para todos, el primer gran reportero asturiano haciendo fotos en el frente, el Capa asturiano.

- Otro de sus trabajos más destacados es el de los Sanfermines.

-Llevo en Reuters casi veinte años y hace catorce me propusieron ir a Pamplona a cubrir los sanfermines junto a otros compañeros. Enviaban a cuatro o cinco fotógrafos porque había mucho americano y japonés en esta fiesta que querían seguir la onda de Hemingway. Yo no era muy taurino, y aunque no me gusta el maltrato animal, sí que me gusta lo que hay alrededor. De hecho, los encierros son una maravilla. Quedé tan impresionado, que he vuelto todos los años menos éste porque me lesioné. En Pamplona tengo muchos amigos y es una gran oportunidad para conocer a grandes fotógrafos. Son experiencias muy intensas y tienes la oportunidad de estar tirando fotografías las 24 horas del día, es una fiesta como ninguna otra en el mundo.

- ¿Está metido en nuevos proyectos?

-Sigo con el tema de las fosas comunes, ya que siempre sale algo nuevo. El problema es que el día a día de trabajo es tan estresante a veces que te descoloca. Aún así, todos los años procuro hacer alguna cosa concreta. También sigo con mi estudio de la Guerra Civil, las fotografías que se publicaron, los documentales, tengo muchas ganas de "El fotógrafo de Mauthausen", que me parece impresionante que se haya hecho en España. También hay mucho material inédito, de la vinculación de la agencia Magnum y Asturias o de la Revolución del 34.

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